18 enero, 2010

Elecciones 2012: la paradoja Zapatero

A golpe de encuestas y de desmentidos se está montando un llamativamente extemporáneo debate sobre si Zapatero se presentará o no a las elecciones de 2012, un debate que el propio interesado también aviva con su silencio mientras que su guardia pretoriano política (Blanco, Alonso, De la Vega) trata de zanjar con escaso éxito.

Más allá de lo llamativo (y políticamente significativo) que resulta que empiece a discutirse la cuestión, creo que poco debate hay y que, siempre que vea alguna posibilidad de ganar, Zapatero se presentará, se pongan como se pongan Sonsoles y algunos sectores del partido.

Eso sí, ahora habría que decir si esta decisión que ya veo semitomada es buena o mala para lo que se llama hoy en día “el interés general”, no sea que utilicemos expresiones como “la nación” o “España” que como todo el mundo sabe las carga el diablo.

Analicemos la cuestión:

Por un lado resulta obvio que de no presentarse Zapatero el PSOE tendría prácticamente asegurada su derrota, pese a la contestación incluso interna que puede tener hoy en día el Presidente no creo que en este plazo y en estas circunstancias se pueda improvisar otro líder.

Los que en algún momento sonaron como posibles sustitutos han venido demostrando su inmadurez política (caso de Chacón), o parecen más bien quemados y fuera de forma (caso De la Vega) o parecen más una broma macabra fruto del desvarío mental al que te lleva el aislamiento partidista (caso, obviamente, de los que proponen Rubalcaba).

Y tampoco en los líderes regionales se vislumbra ninguna personalidad lo suficientemente fuerte y lo bastante incontestable como para desembarcar en Madrid: Patxi López acaba de empezar y tampoco es para tanto; Guillermo Fernández Vara, un socialista del que generalmente se habla bastante bien, es en realidad un enorme desconocido para la mayoría de los españoles; y el resto de barones regionales o bien bastante tienen con los suyo (Griñán, Montilla) o bien están a años luz.

La derrota socialista y la retirada del líder no parecen una mala perspectiva para los que pensamos que Zapatero en particular y el PSOE en general son francamente perniciosos para nuestro país, pero hay un matiz algo más sutil en la discusión que este fin de semana apuntaba Joaquin Leguina en su blog, aunque sin profundizar del todo en él: si no pierde las próximas elecciones el actual presidente se convertirá en un candidato sin mácula, en un cabeza de cartel que nunca habrá sido derrotado.

Y eso podría ser, en la práctica, una vía de agua para cualquier posible sucesor y, sobre todo, para el PSOE en el futuro, es decir, sería muy difícil que desde esa posición ventajista Zapatero no controlase de una forma u otra el futuro del socialismo patrio, lo que haría muy complicado que el Partido Socialista fuese lo que debería ser y casi nunca ha sido, es decir y en palabras del propio Leguina (que, por cierto, cada día tira más duro):

(Un) partido socialdemócrata y solvente que esté en el mundo y no en el ensueño de ningún líder salvador. Una organización pensante y actuante, lejos de ocurrencias mediáticas y de radicalismos de nuevo cuño.
Pero por el otro lado tenemos una tercera posibilidad muy cierta: que se presente y gane, y si ya nos costará bastante superar (si es que lo conseguimos) dos legislaturas del individuo en el poder no quiero ni pensar cómo puede estar el patio tras una tercera, si es que todavía hay casa o siquiera patio que guardar.

Así que, si no se presenta mal, pero si se presenta y gana peor. Una bonita paradoja que no sería tal si tuviésemos una oposición un poco más aseadita y, no nos engañemos, también una sociedad algo más presentable.

Porque por mucho que nos quejemos (y con razón) de Rajoy, no hay que llamarse a engaño: la culpa, vía urnas, la tenemos sobre todo los españoles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

elecciones ya!!! que nos hunde del todo!!