21 julio, 2004

¡¡Marchando una de autoflagelación!!

Hace unos pocos días y presa de lo que podríamos denominar una “furia visigótica” publicaba en estas mismas páginas un despotrique en forma de artículo contra la principal empresa de telecomunicaciones de España. El motivo principal de mi queja era que tras un pequeño impago me cortasen el servicio sin avisarme

No estoy nada satisfecho con el servicio que me ofrece Telefónica. Ni con su atención al cliente, ni con sus tarifas que me parecen abusivas, ni con la forma que tiene de jugar el juego de la competencia (por razones profesionales conozco algo de esto). Sin embargo y en el caso concreto que provocó mi amarga queja ha llegado el momento, con perdón, de envainármela: anteayer rebuscando en papeles viejos encontramos el aviso de impago.

Como bien decía el otro día Daniel Rodríguez Herrera, uno debe asumir la responsabilidad de lo que dice; en este caso he metido la pata de una forma notable y, aunque esto sea un rinconcito muy pequeño de Internet, debo y quiero pedir mis más sinceras disculpas a Telefónica de España y a sus responsables de Atención al Cliente: el fallo fue mío.

Por supuesto, a partir de ahora revisaremos mejor el correo no sea cosa que la volvamos a cagar.

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