Aunque este tipo de actos no suelen ser ni el momento ni el lugar para los grandes hallazgos doctrinales o los programas políticos pormenorizados, el reciente congreso del PP ha tenido algunos detalles interesantes que conviene comentar.
Uno de los primeros es, sin duda, el escaso protagonismo que tiene en la organización definitiva del partido Alberto Ruiz Gallardón, con un protagonismo bastante desmedido antes de que se iniciara el evento y que llegó a sonar para número 2, un cargo que finalmente ha sido para Ángel Acebes. El Alcalde de Madrid hizo además un discurso de apertura que no ha despertado, al parecer, un entusiasmo unánime entre los compromisarios, y es que Gallardón está manteniendo una postura tibia en lo personal y en lo doctrinal que es complicado defender que en una organización eminentemente jerárquica como un partido político que, además, se siente atacado y amenazado en los últimos años.
Personalmente, esta “bajada de humos” al eterno aspirante a aspirante me parece una estupenda noticia, pues como ya hemos dicho en alguna ocasión la vacuidad del centro que Gallardón dice buscar es, exactamente, lo contrario de lo que debe encontrar el PP, que jamás vencerá al PSOE en su propio terreno: la talantuda nadería híper-intervencionista.
Otro punto destacable ha sido el duro y satisfactorio discurso de José María Aznar, en el que reivindicó ante un auditorio totalmente entregado su gestión de gobierno y, muy especialmente, el hecho de poder salir de la Moncloa tras ocho años sin un solo caso relevante de corrupción y, como bien dijo respondiendo a Rodríguez Iburro, sin haber enterrado a nadie en cal viva.
Pero lo más destacado del Congreso ni puede ser Aznar, que se está despidiendo, ni afortunadamente fue Gallardón, así que estaremos de acuerdo en que el papel estelar fue para Rajoy. El nuevo Presidente del partido ha consolidado su posición y ha cerrado el proceso de sucesión que se abrió hace ya casi un año, con una nueva ejecutiva sin grandes cambios de rumbo y un discurso centrado en cinco puntos que destacó en su primera alocución ante el congreso y que deben ser el banderín de arrastre del PP:
- La lucha eficaz contra el terrorismo.
- La defensa de una España diversa y plural, pero unida y solidaria.
- La creación de empleo.
- El crecimiento del bienestar de todos.
- Y la transparencia en el manejo del dinero público y la limpieza de las cuentas.
Son cinco puntos sencillos y fácilmente comprensibles que el PP puede defender con la cabeza bien alta, otros que no son capaces de decir lo mismo que se queden con el talante.
04 octubre, 2004
El Congreso del PP
Posted by Unknown at 10:47 a. m. Menéame
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