11 enero, 2005

Educar también es enseñar

El otro día escuchaba una conversación en la mesa de al lado mientras daba cuenta de mi propia comida y trataba de leer el periódico. He de confesar que tengo la mala costumbre de "poner la antena” como dice un amigo mío, pero la verdad es que no puedo evitarlo y en cuando tengo una conversación más o menos jugosa a tiro activo el radar, debe ser el “animal periodístico” que se agita en mi interior, ejem.

Bueno, el caso es que la conversación en sí no era especialmente jugosa: varios profesionales de distintas edades recordando sus años de estudiantes, las materias que tenían que estudiar y la profundidad de los conocimientos que adquirían. En eso estaban (estábamos) cuando uno de ellos, el que aparentaba ser mayor, dio un interesante giro: “Pues hoy en día no saben nada, mi hijo de cosas como historia o geografía no tiene ni puta idea, no le enseñan nada”.

Obviamente, la primera conclusión al respecto es constatar, una vez más, el patético nivel educativo de nuestros jóvenes y niños, pero hoy quería ir un poco más allá y hacerle a este atribulado padre una pregunta que en el momento no me atreví a hacer (entre otras razones porque habría sido francamente inapropiado): “Si en el colegio no le enseñan nada, ¿por qué no se lo enseñas tú?”.

Y es que la mayor parte de los padres de hoy en día han dimitido de la educación de sus hijos, tanto por lo que respecta a los ámbitos en los que la familia debería ejercer un indudable liderazgo (los valores o la formación religiosa, por ejemplo) como en áreas en las que si bien hay otros protagonistas los padres no pueden renunciar por completo a su responsabilidad como la transmisión de conocimientos.

En este contexto tienen su patético sentido estudios como los que se preocupaban no hace mucho de los valores que transmiten los videojuegos, como si los juegos con o sin vídeo sean transmisores eficaces e instantáneos de valores (una soberana estupidez: no todos los que hemos jugado con pistolitas nos hemos dedicado a pegarle tiros a la gente). Pero claro, cuando los padres son meros suministradores de cobijo, alimentación y caprichos el niño puede tomar sus referencias de cualquier lado…

Del mismo modo el sistema educativo es un desastre, eso lo sabemos todos y no es una sorpresa para nadie, pero ¿cuántos padres se preocupan de, en la medida de sus posibilidades, suplir alguna de sus carencias? Por regla general los que pueden los envían a caros colegios privados, pero eso es sólo otra forma de librarse del problema a cambio de un esfuerzo económico.

Educar, que también es enseñar, es una tarea extremadamente compleja. Hoy en día parece que estamos demasiado atareados como para acometerla y así estamos creando una sociedad de ignorantes, pero luego cuando cualquier indocumentado nos la dé con queso tendremos que quejarnos al maestro… armero.

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