30 septiembre, 2005

Estatuteemonos

He decidido que voy a crearme un Estatuto para mí mismo ya que mi actual marco legal no satisface ni mis necesidades ni mis aspiraciones como pueblo/individuo; tras 32 años es imprescindible un cambio que adecue la situación al nuevo momento histórico. Dentro de unos 25 años ya veremos.

En primer lugar, este Estatuto me definirá como nación, pues es innegable que a través de la historia he venido siendo yo mismo y defendiendo mi yomismidad con sangre sudor y lágrimas. Ya en el tiempo de los romanos se hablaba mucho de la nación carmelitana e incluso en la Biblia se cita el Monte del Carmelo, hasta en el Corán debe de haber algo aunque debo admitir que no le buscado. Estamos hablando, pues, de una realidad histórica innegable que quiere tener en sus manos (es decir, las mías) su futuro como individuo e incluso como pueblo.

Hay otros aspectos que requieren una atención detallada y que, por tanto, formarán parte del articulado de mi Estatuto. Uno de ellos es la financiación, claro, pues en un entorno cambiante como el actual es obvio que tanto mis necesidades presupuestarias como mi contribución a la caja común están sumamente desequilibradas. Mis derechos históricos me permitirán establecer unilateralmente la fórmula de esta financiación, que me imagino que pasará por una asignación mensual de unos 6.000 €, por decir una cifra. Es obvio que no hay que confundir estas transferencias con la subsanación de la deuda histórica, que es tema aparte que se negociará en su momento.

Por supuesto que dentro de estos temas irrenunciables se encuentra contar con un sistema judicial propio a través del que recurriré, por ejemplo, las multas de tráfico y las futuras sanciones del carné por puntos (recursos a los que vaticino un elevado grado de éxito, por cierto).

La cuestión territorial la dejo abierta, por ahora la nación carmelitana se circunscribe a mi piso, pero eso no es óbice, valladar o cortapisa para que en un futuro no reclame mis derechos históricos sobre el 5ºA y el 6ºE, que es obvio que son parte de la Gran Carmelonia puesto que hablan el mismo idioma que yo (o parecido, que pare el caso es lo mismo).

Finalmente, habrá una parte esencial en el preámbulo de mi Estatuto en la que definiré a España como un estado federal con pintas y que me tira de la sisa, una fórmula que me parece claramente compatible con la Constitución y, ojo, que en un momento dado si no es compatible pues se cambia la Constitución, joder, que la legalidad no puede ser coartada para subyugarme y no permitirme alcanzar mis legítimas aspiraciones.

Y por si alguien lo pregunta, esto es sólo el primer paso hacia una independencia práctica y real que llegará un día de estos. ¡¡VIVA LA NACIÓN CARMELITANA LIBRE!!

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