No sé si será por la especial ubicación de Manhattan como una isla; quizá sea por la increíble densidad urbana del centro de la ciudad que hace imposible un desplazamiento racional por la superficie de las ingentes masas de ciudadanos que cada mañana llegan al distrito financiero, a los inmensos edificios de la Sexta Avenida o las torres de Times Square; o a lo mejor se debe a la extraordinaria red de estaciones de la red, que hace prácticamente imposible ir a ningún sitio que esté a más de cinco minutos de una parada; pero el caso es que el metro de Nueva York es una parte esencial en la vida de la Gran Manzana, de una forma distinta, creo yo, a la relación de dependencia que cualquier ciudad avanzada tiene con sus redes de transporte.
Esa dependencia y la presencia permanente de la cantidad suficiente de gente como para garantizarte una bonita masacre es lo que ha hecho de las redes de transporte un blanco ideal para los asesinos islamistas, aunque hay que reconocerle el “merito” a ETA, que lo había intentado antes cuando trató de teñir de sangre las navidades en la estación de Chamartín.
Ahora, es el Metro de Nueva York, arteria vital de la ciudad, el que está amenazado como reconocieron ayer en pública rueda de prensa el alcalde y el jefe de policía, y creo que incluso para los habitantes de urbes como Madrid o Barcelona con enormes y saturadas redes de transporte es difícil comprender el impacto terrorífico que para los neoyorquinos tiene que se amenace su metro, y es que seguro que ustedes conocen a alguien de Madrid, Barcelona o Valencia que va en coche a su trabajo, pero allí creo que habrá más gente que vaya en limusina y deportivo que en un coche normal, para que se hagan una idea.
Desde aquí recuerdo ahora muy especialmente mis viajes matutinos y nocturnos en la línea L, atravesando Manhattan de este a oeste primero y de oeste a este después, acompañado por centenares de neoyorquinos cada uno a lo suyo y rodeado por los carteles, tan de actualidad en estos días, de una campaña publicitaria del ayuntamiento que nos urgía en varios idiomas a decir algo si veíamos algo, se entiende que sospechoso (If you see something, say something).
Espero que finalmente no ocurra nada, es probable que se perdiesen muchas vidas y sería un golpe muy fuerte a una ciudad a la que amo y que no merece pasar otra vez por algo por lo que no merecía pasar la primera.
07 octubre, 2005
El Metro de Nueva York amenazado
Posted by Unknown at 11:23 a. m. Menéame
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