09 diciembre, 2005

Vaya par de gemelas

Llevo un buen rato pensando en titular este artículo “Dos tontos muy tontos”, pero la verdad es que esa frase podía resultar un tanto ofensiva y como mi intención no es ofender a nadie tendré que dejar a un lado la espléndida sonoridad de lo que fuera el título de una de las peores películas de uno de mis actores más odiados.

Creo además que, pese a que sus actuaciones como actor me producen una alergia que ríanse ustedes del más feroz polen primaveral, sería tremendamente injusto comparar a Jim Carrey con Miguel Ángel Moratinos, pues el primero tiene sin duda una talla intelectual notablemente superior a la de nuestro ministro o, al menos, hace bien su trabajo, que no es revolucionar el método estanislavsqui ese sino llenar las salas de cine de adolescentes descerebrados que se dejen el dinero en la taquilla y en el puesto de palomitas.

Moratinos, por su parte, tiene una visión bastante peculiar sobre cómo realizar su trabajo, así que mientras sus colegas se reúnen en Bruselas para hablar de dineros, él se pasea por lo profundo del África negra se supone que para hablar de cooperación y cosas por el estilo, con la peregrina excusa de que tenemos que hacer lo que sea para solucionar el problema de la inmigración ilegal. Lo que yo no sabía, coño, es que la inmigración ilegal venía de Angola, con lo lejísimos que está.

El punto culminante de la astracanada llega después de que Moratinos nos de la receta para solucionar el terrible problema de la inmigración angoleña: que Bono vaya a venderles aviones. El interesado, que se ve bastante ha tenido con hacer el payaso y bailarle el agua a Chávez cual txistulari caribeño, ha saltado como un león a decir que no sólo no va a viajar a tan exótico país (otrora meca del ejersito revolusionario del coma-andante) a corto plazo, sino que mejor se vayan sentado a esperarle porque la cosa va para largo.

Así que para pasmo de la oposición, de la ciudadanía e incluso de sus compañeros en el gobierno, los ministros de Defensa y Exteriores han procedido a desmentirse uno al otro en un espectáculo cómico – circense propio de las mejores tardes de los Hermanos Tonetti o de las duplicadas aventuras de Lina Morgan cuando se interpretaba a ella misma y a su hermana gemela (o quizá a su hermana y la gemela de ésta, quién sabe).

Menos mal que uno se queda más tranquilo cuando escucha a la Vicepresidenta política garantizar, en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, que la coordinación del gobierno es perfecta. Bueno, siendo sinceros la verdad es que a mí me ha entrado un ataque de risa, pero es que ya saben que yo soy muy risueño…

Sólo me queda una duda: ¿se referirá Gallardón a todo esto cuando habla del “circo estable de Madrid”?

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