Vaya por delante, que luego mis amables comentaristas se me ponen contestatarios, que este no es un artículo sobre la homosexualidad, sobre el llamado “matrimonio gay” o la adopción de niños por parejas cuyos miembros sean del mismo sexo, única y exclusivamente quiero hablar de los fastos que se están celebrando y se van a celebrar en Madrid (y en toda Europa) alrededor del llamado “Día del orgullo gay”. De todo lo demás o no tengo opinión o ya la he expresado en su momento o hablaremos otro día.
Otra cosa que puede ser conveniente aclarar es que me parece estupendo que la gente se manifieste por lo que considere oportuno, salga de cabalgata festiva y, en definitiva, haga lo que le de la gana mientras no destroce o enguarre las calles, además, en este caso tienen el buen gusto de hacerlo un sábado por la tarde que siempre es menos engorroso para el tráfico.
Hechas todas estas salvedades creo que es el momento de preguntarnos si a día de hoy, 29 de junio de 2007 es necesario un “Día del orgullo gay” y, en caso de serlo, si el formato de celebración elegido es el más conveniente, y cuando digo el más conveniente me refiero a la conveniencia de la comunidad homosexual, porque a mi ver a dos señores bigotudos disfrazados de monjas y morreándose me puede parecer de mejor o peor gusto y más o menos divertido, pero a estas alturas me escandaliza bien poco.
Y es que hoy por hoy creo que en la sociedad española la homosexualidad ha dejado de ser un problema, un tabú o un estigma, pueden quedar casos aislados, personas concretas incluso alguna institución para la que lo siga siendo, pero son cada vez menos y están en franca “retirada ideológica”. Para el resto, para el común de los españoles de a pie tener un familiar, un amigo o un compañero de trabajo homosexual es lo más normal del mundo, entre otras razones porque las personas lo son, porque lo que define a un hombre o a una mujer no es lo que hace en la cama o con quién lo hace, sino lo que hace en el trabajo, con sus amigos, con sus seres queridos, en su ocio…
No es este el panorama en otros muchos países como Irán, Afganistán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Mauritania, Nigeria, Sudan o Yemen (que casualidad, todos musulmanes) en los que la homosexualidad sigue estando penada con la muerte. Creo, por tanto, que sería pertinente un “Día del orgullo gay” con acto reivindicativo, pero no para reivindicar lo que ya se tiene aquí sino lo que no se ha logrado en esos y otros lugares en los que las leyes y los gobiernos siguen marginando y encarcelando a personas por el mero hecho de ser homosexuales.
Por el contrario, las fiestas a las que estamos acostumbrados pierden su carácter reivindicativo en mitad del jolgorio estrafalario que montan, además de apuntar en direcciones que me parecen equivocadas o, al menos, muy secundarias, como la Iglesia Católica. ¿Es ese carnaval subidito de tono y un punto esperpéntico de alguna ayuda para la persona homosexual que, como todos los demás, el lunes se levantará y se irá a trabajar vestido de calle y no de “drag queen”? Pues sinceramente, creo que de muy poca, que ese tipo de celebración aleja la homosexualidad de la “normalidad” y la hace algo insólito y extravagante, mucho más allá del espacio limitado que las preferencias sexuales o eróticas deberían tener en las vidas de los homosexuales y de todos nosotros en las que, con quién nos acostamos o qué nos gusta hacer bajo las sábanas es algo que no interesa a nadie, que no debe interesar a nadie.
PD.: El pasado miércoles estuve hablando con la gente de COLEGA, que creo que tienen una posición bastante similar a la expuesta y que, ellos sí, han montado para mañana un acto cultural y reivindicativo en la Plaza de Santa Ana de Madrid.
29 junio, 2007
¿Es necesario el Día del orgullo?
Posted by Unknown at 6:13 p. m. Menéame
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