06 noviembre, 2007

Jugar con las palabras

El presidente del gobierno nos obsequió ayer con una de esas frases con trasfondo freudiano que definen y ejemplifican al socialismo demodé que nos ha tocado sufrir. Por supuesto, me estoy refiriendo (como ustedes, mis bien informados lectores, habrán adivinado) a la batalla sobre las palabraZ que mantuvieron en la Real Academia José Luís Rodríguez Zapatero y Juan Luis C(Z)ebrián.

Acusaba el académico al presidente de "asesinar la ortografía para ganar elecciones" en referencia a la chorracamapaña publicitario - marketiniana de la seguridaz, la estabilidaz y zedosidaz en general. A esto, un presidente visiblemente "mosqueado" espetó al prócer prisaico que prefiere "jugar con las palabras a golpear con ellas".

Pues menudo golpe.

Es una de las aficiones preferidas de este gobierno: hacer lo que están negando en ese mismo instante que hacen, así Zapatero dice que no le gusta golpear con las palabras, pero lo afirma sacudiéndole un buen mandoble a Cebrián, que últimamente están muy crecidos estos de PRISA. Es algo parecido a cuando Pepiño critica la crispación crispando o De La Vega acusa, demagógicamente, a los populares de ser unos demagogos...

La otra parte de la frase es también jugosa: jugar con las palabras, dice nuestro presidente. De hecho él es verdadero especialista en juegos de palabras, bien sea sólo o en compañía de su corte de "marketinianos" políticos. La cosa no estaría mal si sólo se jugase con ellas, como el parlamentario que recordaba a un ministro natural de Cabra (sí, como Carmen Calvo) que gracias al latín era egabrense; pero queda más fea cuando el juego alcanza a los conceptos que las palabras deberían ayudarnos a aclarar y no a oscurecer.

Así, con palabras como nación, "accidente", violentos, extremo/a, paZ... yo creo sería más razonable ni jugar ni golpear, o dejar que j todo lo más ueguen los humoristas porque cualquiera de ellas puede, tarde o temprano, convertirse en bumerán.

Y entonces el juego deja de ser divertido.

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