Con el "problema gitano" hemos topado (actualizado)

Este mediodía nos ha llegado a la redacción de 20minutos.es una noticia que al instante hemos identificado como un probable foco de intenso debate en los comentarios, dicho sea lo de "intenso debate" como una forma suave de expresar el tema.

No es que seamos unos genios, es que la información incluía la unión de dos términos que si aparecen juntos ponen de los nervios a buena parte de los españoles: gitanos y subvenciones. Efectivamente, la avalancha de comentarios ha sido importante (unos 250 en pocas horas) y lo más llamativo es que casi todos eran extremadamente críticos con la medida. Es más, cuanto más negativo es el comentario mayor puntuación positiva recibe de los restantes lectores.

¿Estamos ante otra muestra de racismo? Pues no, rotundamente.

Es muy fácil llamar racismo a lo que una buena parte de la sociedad piensa sobre los gitanos pero eso es sólo una forma estúpida de banalizar un problema que por lo general no tiene que ver con la raza, aunque no digo que no haya casos en los que sí; sino que está más relacionado con la "cultura", con un modo de vida (expresión más adecuada que ese "cultura" que hoy en día vale para casi todo) que está frontalmente enfrentado al que tenemos la inmensa mayoría de los españoles y con una escala de valores que en rara ocasión coincide con la nuestra.

¿Estamos ante un problema de integración? Pues según se mire.

Se trata, sobre todo, de que no hay ningún interés por integrarse: por un lado porque subsiste esa "cultura" abiertamente opuesta a la nuestra que, además, debe ser "respetada" en pro del buenismo tontiprogre que nos invade; por el otro porque las políticas que se han desarrollado para la integración (y que como vemos en esta noticia, se repiten una y otra vez) han tenido el doble efecto de hacer más "confortable" la marginalidad, si me permiten la expresión, y de hacerla también más rentable: ¿quién quiere integrarse y llevar una vida normal cuando se le paga por que sus sus hijos vayan al colegio o se regala un piso si (y solo si) se es gitano?

Para colmo, muchos de los personajes que podían servir para desligar el problema de un determinado grupo social sirven más bien para lo contrario, y ahí tenemos la desgraciada historia de Farruquito como el mejor (es decir, el peor) ejemplo de ello. Esto nos sirve, creo yo, para desmontar otro gran mito: el "problema gitano" tampoco es un asunto tan directamente relacionado con la pobreza como podría parecer, sino con esa "cultura" de la que ya hemos hablado en la que valores como el trabajo o el respeto por las leyes no tienen el mismo peso que para todos los demás.

Y hasta que los propios gitanos no cambien eso poco podemos hacer los "payos", todo lo más seguir poniéndoles fácil mantenerse al margen a base de subvenciones.

Eso sí, a tenor de los comentarios en 20minutos, que no es precisamente una medio tendencioso por la derecha, que vaya con cuidado el PSOE, que está jugando con nitroglicerina electoral.

ACTUALIZACIÓN IMPORTANTE: Resulta que este artículo ha enfadado alguna gente e incluso se ha enlazado en un par de sitios, en uno con la intención de hacerme daño (que va a ser que no), y en otro con la de darme de palos (totalmente legítimo siempre que se haga sin insultar). He leído algunas críticas (en los propios comentarios las hay) y en general sigo firmando con toda tranquilidad todo lo dicho, pero sí que ha habido una cosa que me ha hecho pensar que he podido equivocarme:

Aunque utilizo la expresión "problema gitano" entre comas y sin con un ánimo muy diferente (y creo que esto es muy evidente), alguien ha recordado que hace décadas hizo furor otra expresión similar: "problema judío". Todos sabemos a lo que llevó aquello.

A estas alturas no voy a cambiar el titular porque me parecería una forma patética de esconder mi propio error, pero sí quiero dejar claro que creo que me lo podría haber pensado mejor y que, aunque en el fondo del artículo creo que es imposible pensar que estoy cerca de los que hacían de los judíos un "problema", no habría estado de más haberlo estado también en las formas, sobre todo en un tema, o dos temas, que son extraordinariamente delicados.

Me apunten dos de autoflagelo.