16 enero, 2008

Gallardón

No sé si la ausencia de Gallardón en las listas de las elecciones de marzo va a restar muchos votos al PP, aunque tiendo a pensar que no: de todas aquellas personas que me hablan de las excelencias gallardonitas muy pocos han votado nunca a los populares y aun menos dejarán de hacerlo porque el alcalde de Madrid se presente o no.

El tema sí tiene una consecuencia bastante directa y clara: en lugar de hablar de economía, de Pizarro o de las mentiras sobre la negociación estamos hablando de Gallardón, Esperanza y de sí Rajoy manda o le mandan; el PP tenía ayer la sartén mediática bastante por el mango y hoy parece más bien a la deriva. No obstante, este temporal de titulares pasará, como pasan todos, y como les decía no creo que al final tenga consecuencias muy profundas sobre las decisiones de voto de los españoles.

Pero lo que sí que me atrevo a decir que ha cambiado o puede acabar cambiando es la percepción que en la calle se tiene (¿se tenía?) de Gallardón , y creo que esto puede ocurrir porque esta historia y la propia torpeza del alcalde están dejando a la vista, más a la vista, sin excusas ni matices, que lo que movía aGallardón no era otra cosa que su desmedida ambición personal.

Está claro que muy pocos políticos (y ninguno de primera fila) carecen de ambición, pero creo que la mayor parte de los votantes percibe muy negativamente que ésto sea lo que los mueve, que sea su principal motivación.Gallardón nos vendió en su día que lo que quería era ayudar a Rajoy, pero ayer mismo hizo circular que iba a retirarse de la política y hoy nos habla de su derrota.

¿Derrota? Pero... ¿su intención no era, como dijo una y otra vez, ayudar a que su líder llegue a presidente? Esa derrota de la que tan amargamente nos hablaba hoy el alcalde de Madrid es la demostración de que el empeño era absolutamente personal, de que había una carrera que no tenía nada que ver con ayudar a su partido, que para él ser el dos era ya ser el uno.

Y por si eso fuera poco la espantada - chiquillada de ayer, el si no me dejan ser diputado no quiero ser alcalde, la traición a sus jefes, sus compañeros y sus votantes, el golpe bajo a menos de dos meses de unas elecciones generales, la prueba aun más definitiva de que lo importante es él, su ambición y, si acaso sobra algo, el partido para el que dice trabajar.

No sé si el PP perderá votos, pero creo que Gallardón sí que ha perdido buena parte de la credibilidad, poca o mucha, que tenía hasta hace una horas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La funcion de ese pobre idiota era dividir al PP.Por eso es tan querido por Prisa y los progres que jamas votaran al PP.Si alguna hubiera tenido que enfrentarse a ZP , nos hubieramos enterado de verdad de lo de Corulla o lo del Guateque.
A parte de la derecha y la izquierda,lo que se diferencia politicamente o no de Esperanza Aguirre, yo me pregunto que 5 cosas ha hecho este tipo en toda su carrera politica en la CCAA de Madrid y luego en el Ayuntamiento,para que le votemos.A mi se me ocurre unas cuantas para no votarle jamas.

Anónimo dijo...

Mucho le quieren los psoe para salir en tromba a defenderle incluso haciéndose pasar por votantes PP, como se ve, bien a las claras, en muchos foros.
Pienso que tal vez tenían preparada alguna traición con el tipo para el caso de que ganara rajoy por poco o empatara, al estilo de lo que trataron de hacer en la primera legislatura de Aznar.

Nadie se explica tanto entusiasmo para defender a los políticos ajenos y dejar a los suyso, como Leguina, fuera de lista, cuando, las cosas como son, a Z y Pepiño, les da cien vueltas.

Que se vaya de uan vez este tipo y deje de enredar perjudicando al PP. Ya vereis como no cae esa breva.

Anónimo dijo...

El que da cien vueltas a Z y Pepiño es leguina, no el tipejo Gallardón,que debido a sus carencias morales está a la altura de estos dos especímenes. Yo, por cierto, de tener que elegir entre el y Leguina, sin duda me quedo con Leguina de calle.