¿Tiene la culpa ZP de los ataques en las universidades?

Rajoy lanzó ayer una acusación que está levantando no poca polvareda. Yo creo que tiene razón, que la culpa es efectivamente de Zapatero, como máximo responsable del PSOE, y de todos los líderes de ese partido. Trato de explicarles porqué.

En los últimos seis o siete años la violencia física ha sido un recurso habitual en política, distintos tipos de violencia aplicada en diferentes grados, desde la quema de sedes a las agresiones e insultos a las mujeres que estamos viendo, pasando por la quiebra de la jornada de reflexión de las pasadas elecciones.

Una violencia que siempre ha tenido los mismos destinatarios: los enemigos del Partido Socialista, los que, ya sea del PP o desde otros partidos como Ciutadans o UPyD, se oponen a la coalición entre PSOE y nacionalistas.

Una violencia que nunca se ha evitado, que en muchas ocasiones no se ha deslegitimado y con la que no pocas veces se ha sido particularmente "comprensivo", como cuando el hoy ministro de Trabajo decía que se estaba peor en Irak que en las muchas sedes populares atacadas.

Una violencia, y esto es lo más grave, que muchos pensamos (y particularmente los que la ejercen) que está siendo muy rentable electoralmente y que es fundamental para crear un determinado ambiente social, para "tensionar y dramatizar" como diría el propio ZP.

Hay que tener en cuenta, además, que esos mensajes (condena débil, legitimidad, rentabilidad electoral) se le están lanzando a gente muy joven, muchos de ellos ni siquiera eran mayores de edad el 13 de marzo del 2004 o cuando "se luchaba contra la guerra de Irak". Gente, en resumen, que "compra" con mucha facilidad el material averiado de la lucha del pueblo en las calles porque, y que me perdonen los que no lo merezcan, a los 18 o los 20 todos somos bastante gilipollas (aunque, afortunadamente, unir a esta estupidez las dosis de cafrería necesarias para hacer lo que hace esta gente ya es menos común).

Sí, Zapatero, Blanco, De la Vega y demás tienen la culpa, por mucho que ahora se escandalicen, porque ellos eran los únicos que podían evitar estas cosas y han mirado a otro lado mientras contaban y saboreaban los votos.