14 marzo, 2009

Aborto: ¿Por qué todo el mundo se olvida de la adopción?

He estado toda la semana muy ocupado e incluso un par de días de viaje (ya les contaré más sobre eso) así que estoy aprovechando el sábado para leer algunas cosas e ir poniéndome un poco al día. Además, tengo multitud de temas pendientes desde que este blog se ha convertido, tras las elecciones del uno de marzo, en casi un monográfico sobre las consecuencias del los resultados de esas citas electorales.

Uno de esos temas es, por supuesto, la propuesta que la bella Bibiana ha hecho (siguiendo por supuesto las recomendaciones de los "expertos" que la propia Bibiana había elegido) para reformar la actual Ley del Aborto.

Vaya por delante que mi consideración del aborto no es muy positiva y que entiendo que los 100.000 abortos al año que se vienen dando en España son un terrible drama, pero precisamente esa cifra nos señala que la actual ley era más un fracaso que cualquier otra cosa y que el coladero del "tercer supuesto" no era otra cosa que una puerta para que en la práctica el aborto fuese libre.

En ese sentido, no puedo dejar de pensar que quizá una ley de plazos sea algo menos propicia al cachondeo y menos cercana en realidad al aborto libre, aunque para eso tendría que darse una voluntad política en su aplicación que me parece muy optimista esperar. Como me parece optimista pensar que, puesto que se dice que el criterio científico que se ha elegido para marcar los plazos es el de la viabilidad del feto, cuando los hechos científicos vayan variando y acortando el umbral de esa viabilidad la ley se modifique también.

Y luego está, claro, el tema de los 16 años, que está centrando con cierta razón el debate y la polémica. Hay dos cosas que me llaman la atención en el tema: la primera es como se sigue favoreciendo de forma descarada la formación de personas sin ningún sentido de la responsabilidad en casi todos los campos en los que se legisla o actúa el Gobierno, desde las fusiones de cajas en las que el máximo responsable de la quiebra de una de ellas es nombrado vicepresidente de la nueva entidad en lugar de pasar a trabajar en el economato de la prisión, hasta los estudiantes que van al siguiente curso con un saco de calabazas (si no lo envita el Supremo) pasando, por supuesto, por las jovencitas que podrán copular sin tomar precauciones y no tendrán que pasar, siquiera, por el trago de contárselo a sus padres.

Por otra parte, el contraste entre la libertad de la menor para abortar y su necesidad del permiso paterno para tantas otras cosas o su falta de responsabilidad en el plano legal es tanchirriante , atenta de una forma tan poco sutil contra el sentido común, que no puedo dejar de pensar que hay alguna razón poderosa y oculta para tratar de imponerlo.

Y es que me da la impresión en el fondo de todo esto, además de los prejuicios ideológicos de una izquierda caduca que piensa que cuanto más aborto mejor, ya que es algo que suele escocer a la derecha, está también el programa socialista de arrebatar a los padres cada vez más parcelas de su control sobre los hijos para entregárselas a un "papá Estado" que nos protegerá de todo para que nosotros podamos ir por la vida como entes sin responsabilidad ninguna por nuestros actos, un comportamiento que creo que está muy lejos de favorecer la libertad del individuo y muy cerca del borreguismo.

El olvido de la adopción

La segunda cosa que no deja de sorprenderme es como en casi todos los análisis la adopción ha desaparecido de la ecuación: todo el mundo plantea la cuestión como la disyuntiva entre el aborto o que la mujer (quizá sólo niña) cargue para toda su vida con un hijo no deseado, especulando además sobre la infelicidad que arrastrará ese niño ya que su madre lo odiará por haber venido a este mundo sin pedir permiso y contra su voluntad.

Pues no oiga, hay una tercera opción que creo que debe tenerse en cuenta: no acabar con el feto, dar a luz y entregarlo a una familia que seguramente cuidará de él y lo hará razonablemente feliz o, al menos, le dará la oportunidad de serlo. Sí, probablemente entregar a tu hijo es traumático, pero no veo por qué ha de serlo más que matarlo y tampoco creo que en muchísimos casos el aborto sea un proceso tan indoloro, incoloro e insípido como quieren hacernos creer: sin entrar en consideraciones morales o religiosas, sin necesidad de afirmar (o desmentir) tajantemente que el feto sea un ser humano, la promesa de una vida que hay en él creo que lleva la discusión a un terreno que está más allá de la extirpación de algo únicamente propio.

En resumen, no sé si el feto es un ser humano o si lo es a partir de cierto momento (aunque tengo mi opinión sobre ello), pero sí me parece claro que no es un simple órgano prescindible ni un tumor y no creo que ninguna mujer recuerde un aborto como algo similar a una operación de apendicitis.

PD.: Aunque luego he hablado "de mi libro" este artículo ha nacido al leer los dos post (este y este) que
mi admirado Santi Navajas ha dedicado al tema.

6 comentarios:

Isidoro Lamas dijo...

"Vaya por delante que mi consideración del aborto no es muy positiva y que entiendo que los 100.000 abortos al año que se vienen dando en España son un terrible drama"

Todo lo que sigue es prescindible. Y es que, como tantas veces hay que señalar, este "vaya por delante" significa: "el alma humana existe y está presente desde la concepción". Es una creencia que libremente puede defender quien guste, pero no puede pretender que esté en el Código Penal sin que le llamemos retrógrado.

Las apelaciones a la arbitrariedad de los plazos o del fenómeno mismo de legislar el aborto son simplemente absurdeces (típicas del iusnaturalista medio) que pretenden situar los prejuicios propios en "el centro", sin salir de él, y rechazar las posturas ajenas apelando a "extremos": en este caso mediante proclamas al sentido moral y el fetichismo del "ponte en el lugar del embrión".

Posturas estas las mal llamada "pro vida" que son sencillamente acadabrantes habida cuenta de que las verdaderas amenazas a la libertad y la vida humana vienen de la mano de quienes se reunen a día de hoy en cordiales convenciones con el Papa y sus lacayos. Personajes, claro, que están detrás de toda esta lamentable ofensiva antimoderna que España está viendo.

Para vergüenza de la derecha secular.

Anónimo dijo...

Lo que es descabellado es que una IDEOLOGÍA NECRÓFILA esté ocupando el Parlamento y Gobierno (y parace que también el Judicial), y nos esté llevando decidida y abiertamente a apostar por la MUERTE y el asesinato de los humanos más indefensos de todos, los que están en las barriguitas de sus madres.
Es deprimente saber que tengo compatriotas tan cobardes como para justificar la alevosía que conlleva el ASESINATO de menores.
Igual que la ley de la gravedad no se puede cambiar por mayorías parlamentarias, donde hay un ser humano es imposible negar su existencia por igual mayoría parlamentaria. Cuando los parlamentarios que defienden este GENOCIDIO SILENCIOSO estén cerca de la muerte, habrán de saber que sobre sus espaldas pesan miles de VIDAS SESGADAS por la avaricia y codicia socialista. Millones de mujeres que han matado, se han arrepentido amarga y desconsoladamente cuando más tarde han sido conscientes del CRÍMEN al que el MOVIMIENTO NECRÓFILO le ha achuchado a cometer.
El PARTIDO NECRÓFILO en el Gobierno nos quiere vender la moto de que MATAR es un derecho. Un derecho de la mujer. MATAR no es un derecho, sea cual sea la edad de la VÍCTIMA.
Es lamentable que sea considerado una "conquista social" el hecho de despenalizar el ASESINATO por cuestión de la edad de la víctima. ¿La próxima "conquista social" cual será, despenalizar el asesinato de los mayores de 60 porque no son 100% productivos?.
Esto es PROGRESAR, con todas sus letras.
Esto es lo que nos prometían con su IMPLEMENTACIÓN DEL SOCIALISMO.
Este es el preámbulo de la decadencia y de la Camboya socialista:
MATAR, MATAR, MATAR, MATAR, MATAR (y la tentativa de ASESINATO SILENCIOSO MASIVO es tan burda que ni la contínua PERVERSIÓN DEL LENGUAJE de la que la RELIGIÓN NECRÓFILA hace gala puede esconder esta vez sus crueles e intrínsecas intenciones).
Una vez más, se pone en evidencia la máxima antihumanista:
¡¡¡SOCIALISMO O MUERTE, VALGA LA REDUNDANCIA!!!

Anónimo dijo...

"Todo lo que sigue es prescindible."

Sí, prescindible. Sobre todo porque únicamente prescidiendo de todo lo que va a continuación, y de cualquier sentido de la mínima decencia, podías soltar la gilipollez que sigue: "Y es que, como tantas veces hay que señalar, este "vaya por delante" significa: "el alma humana existe y está presente desde la concepción""

Es acojonante la forma de razonar de este tío, la incapacidad argumentativa a no ser inventándose las opiniones de los demás.

Anónimo dijo...

Para el tal Isidoro:
Mira que emplear 150 ó 200 palabras para terminar diciendo mecagüen Dios...

Anónimo dijo...

Joder, el universo paralelo Cultura 3.0 ha debido llegar al punto omega de lo atrabiliario. Tranquilos, hombre, y dejar un poquito de cuerda a esa ciencia que tenéis en el cofre, que de peores ha salido.
Saludos fetofílicos.

Unknown dijo...

Hola a todos,

Isidoro, deberías ser más cuidadoso a la hora de "reinterpretar creativamente" mis palabras, ya que me conoces demasiado poco y tampoco eres tan tan listo.

Si encuentras algún argumento sobre el alma humana en los cinco años de vida de este blog te pago unas cañas.

Un saludo a todos,

Carmelo