04 febrero, 2010

¿Y entonces para qué sirve Rajoy?

En las últimas semanas, y muy especialmente en los últimos días, el Gobierno ha alcanzado un grado de degradación política que no recordábamos desde los peores tiempos del final del felipismo.

Su desorientación y la ausencia de una línea política claramente definida han sido más palpables ahora que nunca y empieza a verse que la Unión Europea no va a dejar que la economía española siga deteriorándose al mismo ritmo, así que Zapatero y su Gobierno pueden encontrarse, y de hecho se encontrarán, entre la espada de las obligaciones con el Euro y la pared de una serie de duras medidas económicas, impopulares y, sobre todo, cuya necesidad u oportunidad han negado hasta ahora mismo.

De hecho, se empiezan a ver ahora sí los primeros movimientos de entidad entre las propias filas: lo que pueda quedar del guerrismo empieza a enredar, Barreda ya ha marcado sutilmente distancias y cada día son más los que señalan que la cosa va realmente mal y Zapatero nos lleva, y les lleva como partido, de cabeza al hoyo. Eso sí, por ahora lo hacen cobardemente, con anonimato y alevosía.

¿Y frente a esto que hace el líder de la oposición? Pues nada: no va a exigir adelanto electoral y menos todavía a plantear una moción de censura; ahora, con el gobierno boqueando y el país yéndose al garete (hasta la Bolsa se hunde) Rajoy cree que lo que tiene que hacer es “plantear cosas útiles”.

Pero lo mejor es lo que entiende Rajoy por “cosas útiles”: un debate en el Congreso entre él y Zapatero que de “certidumbres” a los ciudadanos. Pues don Mariano, en los últimos tiempos los debates entre usted y el señor Presidente lo único que le han dado a los ciudadanos es bastante sopor y no poca vergüenza ajena.

Hoy el CIS revela que el 70% de los votantes del PP no están satisfechos con la oposición de “cosas útiles” que Rajoy esta desarrollando, dirán algunos que la cosa no es tan grave, pues el porcentaje es idéntico al de votantes del PSOE insatisfechos con la labor el Gobierno, pero ni los más acérrimos genoveses serán capaces de negar que es ligeramente más difícil gobernar que ejercer la oposición y que, además, la nota de Zapatero y sus menistras se corresponde con una de las peores crisis que ha atravesado el país en décadas, así que cabe preguntarse qué está haciendo (o casi mejor qué no está haciendo) el PP para levantar un entusiasmo tan descriptible.

Pues aquí tenemos la respuesta: está haciendo “cosas útiles”, es decir, nada.

Mientras cualquier partido de oposición estaría mordiendo la yugular del presidente de la mañana a la noche día sí y día también, nuestro PP se desliza hacia las elecciones, melifluo, entre alguna protesta por lo bajini, alguna declaración más o menos altisonante según la semana y, básicamente, una acción política inexistente, absolutamente falta de coraje y, en definitiva, borracha del arriolismo de las “cosas útiles”.

Pero... ¿nadie en Génova se ha preguntado si
en este momento y en estas circunstancias habrá algo más útil que echar al Gobierno?

Tanto me llama la atención esta pasividad perruna que he llegado a pensar si no será que los populares creen que les interesa más que sea el PSOE el que inicie el durísimo ajuste que necesita esta sociedad y llegar ellos
dentro de un par de añitos con el partido medio jugado y el marcador a favor.

Podría ser un plan brillante si no fuese un par de pequeños detalles: la posibilidad de que al final se de la vuelta a la tortilla (al fin y al cabo, algún día tendrán que despertar en el PSOE) y su gozo se quede tres o cuatro puntos por debajo; y, sobre todo, el hecho de que se supone que Rajoy y demás pandilla están ahí por el bien general, no para buscar
un despacho oficial de forma rastrera, que al fin y al cabo moqueta no les va a faltar en Génova 13.

2 comentarios:

vil.lingüismo dijo...

Génova dejó de existir el mismo día que se celebró la boda del Escorial. No se puede esperar nada de ellos.

JFM dijo...

Pues los partidos de "oposicion" que subsistieron en ciertas democracais populares tenian mas mordiente que el PP de Rajoy.