19 abril, 2004

De la peor manera posible

La primera decisión del nuevo gobierno ha sido tomada, en mi modesta opinión, de la peor manera posible. Obviamente, y todos los que se hayan asomado anteriormente a estas páginas lo saben, creo que sacar a las tropas de Irak es un error, pero este error se agrava si, como es el caso, se hace de forma torpe, precipitada e irreflexiva. Y además mintiendo.

La sesión de investidura de un nuevo Presidente es el momento en el que se espera que de las líneas maestras de lo que será su gestión, así como las primeras decisiones relevantes, si las hay, en aquellos temas que preocupan a la opinión pública. La presencia de nuestras tropas en Irak es, especialmente desde el 11 M, uno de los asuntos que más preocupa a los españoles, tanto a los que pensamos que es algo no directamente relacionado con los atentados como para aquellos que sí creen en esa vinculación, ¿no era, por lo tanto, algo que debía haberse anunciado de una forma clara e inequívoca el pasado jueves?

La otra posibilidad es que la decisión se haya tomado en las menos de 48 horas que van desde el final del debate de investidura hasta su anuncio, lo que nos parece un plazo absolutamente irrisorio para un acuerdo que tiene un impacto directo en nuestra política internacional y, probablemente, en nuestra propia seguridad interior.

Por otra parte, aunque muchos periódicos se empeñan en decir lo contrario, Zapatero no ha cumplido su promesa electoral, que era clara e inequívoca (al menos antes de la sesión de investidura): retirar las tropas coincidiendo con el relevo que debía producirse alrededor del 30 junio y siempre que no se hubiesen dado las condiciones que el PSOE exigía, es decir, toma de control político por parte de ONU. Obviamente, en sólo 48 horas resulta impensable que se produjesen avances en ese o en cualquier otro sentido.

No ha habido tiempo para el tan cacareado diálogo, solo ha habido una decisión unilateral y explicada a medias. ¿Qué pasará ahora si al final hay una resolución de la ONU o una decisión de la OTAN? (Si yo fuese Bush la habría solo por molestar, la verdad).

En definitiva, una decisión errónea y tomada con los pies, en un momento especialmente difícil en Irak (¿no se podría haber esperado un par de semanas a ver como se resolvía la actual crisis?) dejándonos a los pies de los caballos en nuestras relaciones con la principal potencia del mundo y de forma que da pábulo a las interpretaciones más variadas y, por tanto, más terribles: rendición frente al terrorismo, pacto no explicado para la investidura, algo (no sabemos qué) que trata de evitarse...

Lamentable forma de empezar.

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