23 abril, 2004

Dismisd, es decir, Dismissed, es decir, Despedido

Para aquellos que no lo conozcan, Dismissed es un sorprendente programa que se perpetra semanalmente en la cadena musical MTV.

La mecánica del concurso es bastante sencilla, les explico: se trata de una cita a tres bandas, es decir, una chica y dos chicos, dos chicos y una chica o incluso tres chicos gays. Digamos que el que está en minoría (esto en la versión rosa es más difícil de descubrir) tiene que elegir entre los otros dos, que para ganar llevarán al homenajeado u homenajeada a una cita, cada uno a la suya. Al final de las dos citas se produce el “momento cumbre” con el despido del concursante perdedor, que viene a ser algo así:

- Tracy, eres preciosa y una chica estupenda pero creo que no nos hemos comunicado al cien por cien, te has mantenido un poco distante y yo necesito una relación más calida.

Dicho así no queda mal del todo, pero lo que en realidad piensa Joe es algo como:

- ¿Con quien coño crees que vas a ligar con esa frigidez de arrastras, Tracy? Mientras que en tu cita no hemos hecho otra cosa que el memo Samantha en la suya me ha metido un palmo de lengua en la garganta, así que ya te pueden ir dando.

El programa sigue las evoluciones de las parejas y entre tanto saca en un aparte a los protagonistas para que comenten como se está desarrollando “el partido”. Esto produce perlas jugosísimas, por ejemplo, en el que estaba viendo hace un poco una chica que intentaba ligarse a un chaval con un aspecto más bien mongoloide le monta un show al chico con frutas y miel que el pobre no sabía que hacer con su erección, en el comentario aparte nos explica (y les juro que reproduzco literalmente):

- Hoy en día las citas son más sexys y lascivas. Yo entiendo eso y lo apoyo.

Vamos, lo mismo que apoyar la libertad para el Tíbet o que se deje de cazar ballenas.

Lo que más me sorprende del programa es la brutal competitividad que se crea, especialmente entre las mujeres que en principio deberían tener menos problemas para encontrar ese tipo de pareja. No quiero parecer sexista, pero mientras que entre los tiparracos suele desarrollarse una especie de "qué gane el mejor" basado en las mutuas ganas de descargar la escopeta (perdonen mi crudeza, pero el programa no es que sea muy romántico); entre las mujeres la competencia es cruel y parece que el premio a conseguir no es tanto el pipiolo, que suele ser un “angarután” de lo peor, como la humillación de la rival. Y para eso se es todo lo putilla que sea menester.

Es obvio que el show está más que preparado de cabo a rabo (tiendo a pensar eso porque no creo que tal despliegue de imbecilidad se pueda improvisar) pero me parece significativo de los tiempos que corren y del nivel al que puede degradarse el ser humano con tal de salir en la tele. En definitiva, se lo recomiendo si bien en pequeñas dosis.

Está claro, cuando se dudaba de si el hombre descendía del mono todavía no se había inventado la televisión, caso contrario no les habría cabido ninguna duda.

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