01 abril, 2004

"Fascista, hijo de puta y cabrón"

Con está lista de bienaventuranzas regaló los oídos de un ciudadano Antonio Romero, parlamentario de Izquierda hUndida, el día de la última huelga general. Siento la crudeza del titular, pero esas son exactamente las palabras que profirió, según reza la sentencia que le condena por injurias, lesiones y coacciones.

Que injusticia.

Hasta donde vamos a llegar.

Esto nos pasa por un gobierno facha.

Un concienciado activista político pierde un poco los nervios ante la actitud eminentemente insolidaria y derechista de un individuo que se niega a cerrar libremente su bar en un día de huelga general y, no contentos con montarle un juicio, van y le condenan como si fuera un vulgar seguidor de Inestrillas.

¿Es qué no ha pensado el Juez que el Sr. Romero actuaba por el bien de la clase trabajadora? ¿Es qué no se da cuenta el Sr. Juez que los derechos de la clase trabajadora están por encima de los de ese individuo que seguramente era un burgués sin ningún tipo de conciencia social?

Sinceramente, que a estas alturas del S XXI nos encontremos con jueces que creen en los derechos individuales me parece un escándalo. Tome nota Presidente Zetapé, esto es un abuso que hay que cortar por lo sano. ¿Qué se habrán creído?

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