14 abril, 2004

Rafael Simancas, un personaje despreciable

El portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid, Rafael Simancas, es un de los personajillos más siniestros y vomitivos que nos ofrece la política española actual.

Fue protagonista de uno de los episodios más patéticos y ridículos de la historia de la democracia: el “tamayazo”, en el que no contento con demostrar que no controlaba ni lo más mínimo su propio partido y que éste estaba formado por sujetos de dudosa altura moral y capacidad ética, en lugar de irse a su casa se dedicó con denuedo a enfangar las instituciones mintiendo a discreción (¿dónde está la conspiración del ladrillo que “estamos a punto de demostrar”?), insultando al adversario y haciendo demostraciones fuera de lugar de no se sabía muy bien el qué (por cierto, ¿ha reparado ya la ”plei” de su hijo?).

Su labor en la oposición está manteniéndose a la altura de lo que podía esperarse de tan magno estadista: A cada nueva iniciativa del gobierno Aguirre sigue una rueda de prensa en la que se esgrime una variada gama de insultos y descalificaciones, en un estilo presuntamente irónico que no hace gracia a nadie y con un tono de superioridad más propio de un ulema que de un político democrático (claro, que el Sr. Simancas es más lo primero que lo segundo).

La última ocasión de disfrutar de tan lamentable espectáculo ha sido la presentación del plan para crear colegios bilingües en Madrid y la correspondiente rueda de prensa – mitin – sesión de circo.

En resumen, gracias señor Tamayo, de buena nos ha librado.

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