29 junio, 2004

El loco resulta que es muy cuerdo

Ayer se publicó en El Mundo uno de sus habituales diálogos con personajes de moda o relacionados de algún modo con la actualidad. El invitado era un tipo, dicho sea con todo el cariño, bastante peculiar: el roquero Loquillo.

Vaya por delante que la música de Loquillo nunca me ha interesado lo más mínimo, me parece aburrido, fuera de lugar y, sobre todo, anticuado. Sin embargo, el personaje siempre me ha hecho gracia, me parece un tipo bastante peculiar que siempre dice lo que piensa y que, además, suele pensar con bastante independencia, por sí mismo y sin seguir las doctrinas de ninguna secta, algo muy poco habitual en el mundillo por el que se mueve. Una actitud, por supuesto, que le ha hecho ganarse muy pocas amistades.

Una vez más, en el diálogo de ayer el Loco demuestra que es bastante cuerdo. Extraigo alguna joyita, como cuando le preguntan por la famosa Ley de la Música de la que ya hablábamos aquí no hace mucho:

¿Cuál crees que debería ser el eje principal de la Ley de la música que anunció Zapatero la semana pasada?
Si Zapatero se sigue haciendo fotos con Bisbal, podemos salir corriendo.

Una verdad que muy pocos en el negocio de la música se atreven a decir. Y no se vayan todavía que aun hay más, siendo su costumbre de no callarse ante ningún tema “el Loco” tampoco lo hace ante el más importante de los últimos años, y también en su línea habitual no dice lo que podría esperarse o lo que dirían la mayoría de sus pedigüeños compañeros de profesión:

Loquillo, ¿cuál es tu opinión sobre los sucesos del 11 marzo al 14 de marzo?
Tenemos nuestro caso Watergate, o nuestro caso JFK. Sigo con interés las revelaciones de El Mundo. Todos merecemos saber la verdad. Algo huele a podrido en Dinamarca.

En fin, como durante siglos el bufón (de nuevo con cariño) viene a escupirnos las verdades a la cara. ¡Bravo por él!

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