10 junio, 2004

Primer aniversario del Tamayazo

Como pasa el tiempo, parece que fue ayer y ya hace un año que tal día como hoy nos partíamos el pecho de la risa con la cara que se le quedaba a Rafael Si-mangas cuando se quedó compuesto y sin investidura. Se votaba la mesa de la Asamblea de Madrid y dos diputados del PSOE, el famosísimo (ya menos) Tamayo y su entrañable compañera de aventuras María Teresa Sáez (una pareja que ni Roberto Alcázar y Pedrín) hacían mutis por el taxi y montaban lo que entonces nos pareció el acabose de la política madrileña.

¡Que jóvenes e idealistas éramos! Con lo que ha caído después ahora recuerdo aquello poco menos que como una chiquillada.

Sin embargo, aunque hemos corrido un estúpido velo sobre el tema y todo lo que ocurrió hasta la repetición de las elecciones en octubre, creo que hay una parte importante de la historia que no debemos olvidar: el comportamiento lamentable, antidemocrático e indigno de Si-mangas, la plana mayor del PSOE y, cómo no, Zapatero.

Insultos, descalificaciones, presuntos salvadores de la democracia, ficticias tramas inmobiliarias, ventilador a toda pastilla y al final, ¿qué? Todo lo que salió a la luz fueron los “llamativos” patrimonios de la mano derecha de Si-mangas, Ruth Porta, o del portavoz de IU (que tiene ocho o nueve pisos dos de los cuales son de protección oficial y se permite hoy mismo en ABC decir que el gobierno de Aguirre “es débil por su discutible legitimidad”: más dura que el titanio); la operación urbanística que ya tenía firmada el propio Si-mangas y que suponía multimillonarios beneficios para cooperativas de la “órbita” del PSOE; y que un cargo del PP cobraba un sueldo de lo más normalito de una empresa de fotocopias (un poco raro también, no nos engañemos). Ah, y lo de la play del niño de Si-mangas que, pobrecito, lo que debieron descojonarse ese día sus compañeros de clase.

En definitiva, una muestra inmejorable del lo que es “nuevo talante“: política basada en la mentira, la agresión verbal y la utilización de las instituciones para descalificar y, si es posible, destrozar al adversario.

Tras todo esto el impresentable de Si-mangas (un personaje de lo peor de la política española) tuvo la desfachatez de elegir como eslogan para las elecciones de octubre “Para que gane la democracia”.

Efectivamente, ganó la democracia: ahora Esperanza Aguirre es presidenta de la Comunidad de Madrid.

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