¿A quién le importan las Medallas?

Ya llevamos seis o siete días de Juegos Olímpicos y, por lo que respecta a la recolección de medallas, los españoles nos estamos comiendo un florón de tamaño considerable. Como en los pretéritos tiempos anteriores a Barcelona 92 las pocas alegrías nos las dan deportistas desconocidos en modalidades que, con todo el respeto, no le interesan ni al tato, bueno, y los Gasol boys que también lo están haciendo bien pero que ya veremos.

¿A alguien le importa? Desde luego, a mí ni lo más mínimo. Vamos a ver, está claro que entre que gane una prueba deportiva cualquiera un esforzado kazajo o un chaval de Burgos prefiero a mí compatriota, que siempre será más cercano y seguramente más simpático, pero no estoy dispuesto a que paguemos ningún precio por ello y, además, el fracaso casi me parece algo de lo que estar orgulloso en un mundo como el deporte de hoy en día en el que abundan la explotación de menores, el dopaje y en el que si alguien dice aquello de que lo importante es participar se le descojonan en la cara.

En definitiva, que ni un duro de dinero público para deportistas de élite, si su deporte no interesa a nadie y no son capaces de ganarse la vida que se jodan, que yo tampoco trabajo en lo que me gusta. Y si alguien tiene que pasarse horas entrenando como un cabrón y perder los mejores años de la juventud para luego dar brincos en un tatami a ver si le dan un trozo de metal que no le soluciona la vida pues qué quieren, entiendo que pase y se dedique a estudiar y a hacer botellones.

Muy bien chavales, con dos cojones a ver si somos los últimos del medallero.