13 septiembre, 2004

El aviso de Mojamé, Comendador de los Creyentes

Justo al sur de las muy españolas ciudades de Ceuta y Melilla empiezan los dominios de Mojamé, Comendador de los Creyentes y rey absoluto de ese triste y pobre (y al parecer bello) país llamado Marruecos. Mojamé es hijo de Hassan II, amigo de España de toda la vida y al que nuestro propio rey llamaba “primo”, aunque no sé yo cual de los dos ha hecho más el primo, la verdad.

Este entrañable hijo del que nos montó la Marcha Verde llegó al trono de su país hace unos 5 años y a la prensa española, que confunde mucho el ser con el querer ser, se le llenó la boca con los aires de renovación democrática del retoño alauita, al que se comparaba de forma poco disimulada con Juan Carlos I. Un lustro después de aperturismo nada, de democracia menos y de primos unos: nosotros.

Y es que a Mojamé, Comendador de los Creyentes, no le apetece bajarse del trono absoluto y yo lo encuentro lógico: si tu poder viene directamente de Alá y Mahoma, ¿para qué coño te vas a molestar en compartirlo con los muertos de hambre que hay en tu país, que son todos unos moros de mierda? Además, ha descubierto que España es un chollo: en cuanto tengas un problema en casa lo que tienes que hacer es echarle la culpa a los españoles, que éstos son tan tontos que encima te darán la razón, o al menos la mitad de ellos y, desde luego, su presidente ZP.

Resulta que sale ahora en la prensa canallesca (que para Mojamé es toda la que no se arrodilla frente a él como quien reza hacia La Meca) que el Comendador de los Creyentes le dijo en el año 2000 a Piqué, Ministro de Asuntos Exteriores por aquel entonces, que fuese con cuidadín, que España podía tener problemas con el terrorismo islámico. A mí la frase me habría dado miedo y los antecedentes del amigo me dan pánico.

Casualmente el 11M nos encontramos con una pandilla de marroquíes que mataron a 192 personas en los trenes de Madrid. El nuevo gobierno español, en su ya tradicional línea de “firmeza” en política exterior y siempre al lado de los más acreditados demócratas, ha sacado como conclusión de todo esto que lo que hay que hacer es arrimarse al moro, así que ahora nos vamos de picnic con las tropas de Mojamé a Haití.

Dijo Zapatero en su día que siendo él Presidente era impensable que pasase algo como lo del islote Perejil. Mojamé está de acuerdo: sabe que en ningún caso se habría recuperado tan pronto la roca. Y eso es lo malo, que ahora lo sabe...

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