'Esto lo arreglo yo en un pispás'

Si es que las cosas a veces son mucho más sencillas de lo que parecen y no hay problema, por complejo que sea, que un líder con talante, imaginación, carisma y ganas de dialogar no pueda solucionar de una forma rápida y, por supuesto, sin derramamiento de sangre o, al menos, de la nuestra.

Pero no basta con eso, para tener esta capacidad como solucionador de problemas hay que poseer, además, una característica especial que no todos los políticos tienen si bien hay que reconocer que cada día es más común: la facultad de decir hoy una cosa y mañana la contraria o de hacer hoy una cosa mientras se dice que se hace la contraria.

Así, José Luis Rodríguez Zapatero ha descubierto cual es la solución para que los terroristas dejen de hacer lo que ellos saben: asesinar y destruir indiscriminadamente. La solución es, ¡tachán!: darles la razón y salir por patas. Por supuesto, habrá quien señalará como una impresentable incoherencia el hecho de haber votado exactamente lo contrario en el Consejo de Seguridad de ONU hace sólo dos meses, pero yo creo que lo justo es llamar a eso “versatilidad política”.

También habrá gente malintencionada que llamará nuestra atención sobre que se pida eso justo cuando unos terroristas que tienen secuestradas a dos ciudadanas italianas piden exactamente lo mismo, yo creo que ya se sabe que la política hace extraños compañeros de cama, y que hoy te levantas demócrata y mañana estás acostándote con lo peor del terrorismo islám… perdón, internacional, pero ¿acaso no es el amor libre?

Por último, y en el colmo de la perversidad y la mala baba, seguro que algunos piensan que está muy mal eso de dejar a los pobres iraquíes a los pies de los chicos de Muqtada, de la teocracia iraní y de los restos del partido nazi Baaz pero, ¿puede un único hombre preocuparse por el destino de toda la humanidad? Es obvio que no.

- Oiga, ¿y eso de la solidaridad universal y el nuevo orden mundial?
- Usted que quiere, ¿amargarle la sonrisa a nuestro invicto líder? Vamos, no sea fascista y mire que carita de rosal de pitiminí… ¡Ay, si lo viese Osama que orgulloso estaría!