23 septiembre, 2004

Galería de políticos inolvidables (4): Cecé, la menistra de Zetapé

Por maravillas de la cuota resulta que los españoles tenemos hoy en día el placer de disfrutar al frente del Ministerio de Cultura de una Carmen que no es la de Mérimée y cuyos apellidos son Calvo (claro) Poyato y su sobrenombre Cecé.

La señora Calvo Poyato ha llegado al Misterio de la cosa kultural después de pasar cuatro años por la consejería correspondiente del gobierno andalú, un tiempo en el que cabría esperar que hubiese aprendido algo de cómo funciona el tema. Sin embargo, muy pronto nos quitó las ideas preconcebidas que pudiéramos tener al respecto y nos demostró que no tenía ni puta idea de lo que le había caído en las manos, pero que lo que sí sabía era prometer imposibles, algo que hay que reconocer que está muy de moda.

Hablando de moda, Cecé fue una de las estrellas invitadas a la Pasarela Moncloa, y se ha mostrado sumamente orgullosa del logro paritario que supuso aquel magno evento. Ayer mismo comentaba ante un grupo de aspirantes a menistra de la cuota, antes conocidas como modelos: “Me siento orgullosísima de ese reportaje. Hemos hecho lo que teníamos que hacer como mujeres trabajadoras”.

Amén de por su talento para los trapos (“Yo me pongo unos vaqueros y una camisa de algodón mona hasta para ir a comprar el periódico.”) y sus profundos conocimientos de la legislación europea en su ámbito de modelado, perdón, quiero decir actuación; la chica ha destacado por su delicadeza en el manejo de las instituciones culturales, donde ha entrado cual femenil Atila y no ha dejado cargo con cabeza, eso sí, todo con tan buen talante que sólo le han dimitido dos (Directores del Reina Sofía y el Teatro Real) cuando ya estaban hartitos de les tomasen el pelo.

También se ha distinguido por la cuidadosa selección de los cargos entrantes, gente ecuánime como la nueva directora del Instituto Cervantes, Rosa Regadera, que se alegró más de la derrota de Aznar que de la muerte de Franco. O por rodearse de talentos del mundo de la kultura que, inocentes cual gorrioncillos, además de dinero sólo piden las cabezas de los periodistas que no aprecian su arte y les tocan los mondongos.

Pero lo mejor de todo es su clarividencia en la política (sobre todo la internacional) y su amor por la verdad y por los derechos humanos; así, siguiendo con el tema de las fotos en Vogue: “Además, si Mariano Rajoy me ha obligado a ver fotos de la guerra de Irak, que aguante ahora las mías”. Mujer, su reportaje me resultó desagradable e incluso repugnante, pero no tanto como para compararlo con unas fotos de cómo se tortura a un grupo de hombres.

Y por cierto, yo que estaba convencido de que lo de las torturas en Irak lo habían planeado Aznar y Bush en las Azores ¡¡¡y resulta que había sido Rajoy!!!

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