21 octubre, 2004

Desde Estambul

Estambul es una ciudad bastante sucia, no menos caotica, mal iluminada por las noches y muy ruidosa; sin embargo tiene alguno de los edificios más bellos del mundo, barrios agradables, imprescindibles hammans y hoy he visto un atardecer sobre las aguas del Bósforo que sé que no olvidaré mientras viva.

Bueno, el análisis turístico ya lo haremos más adelante, ahora os cuento una anecdotilla que me ocurrió ayer. Los tenderos tienen aquí la costumbre de permanecer a las puertas de sus comercios e invitar al que pasa a comer, comprar o simplemente mirar, tratando insistentemente de establecer una conversación que, confiados en sus dotes comerciales, están seguros que terminará en la tan ansiada venta. Así, iba yo a lo mío por la calle cuando uno me pregunta:

- Do you want to buy carpets or kılıms?

- No thanks - respondo yo con cortesía pero con cierta sequedad que pretende que el diálogo no se prolongue. En ese momento el vendedor tirando de su mejor razonamiento y decidido a prolongar la conversación cueste lo que cueste me pregunta no sin cierto toque lacónıco:

- Why not?

Obviamente no le compré nada, pero he de reconocer que no supe darle una razón.

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