01 noviembre, 2004

¿Cambio en EE.UU.?

Suele ocurrirme, y me imagino que no es algo tan excepcional, que un artículo, un libro o simplemente una reflexión ajena me sirven para ordenar mi propio pensamiento habitualmente confuso sobre la mayor parte de las cosas y, muy especialmente, sobre los vericuetos de la actualidad internacional, que suele ser algo más compleja que la española o, al menos, a mí me lo parece.

Ese sentimiento de súbita claridad, ese salto en el sillón exclamando “¡exactamente!” me lo ha proporcionado hoy Juan Carlos Girauta en su artículo en Libertad Digital sobre las elecciones en EE.UU., en el que ha explicado con perspicacia lo que yo confusamente venía barruntándome desde hace tiempo, pero que no atinaba a ordenar.

La tesis de Girauta, la mía podría decir, es que pese al festín progre-mediático que nos estamos dando por estos lares a costa de la posible derrota de George W. Bush, la situación va a cambiar muy poco en los EE.UU., y gane quien gane lo principal de la política internacional del país más poderoso del mundo seguirá siendo la lucha contra el terrorismo, entendida como un enfrentamiento frontal y no como una alianza de civilizaciones, lo que incluye también la permanencia de las tropas en Irak sin fecha de caducidad.

Así, los que aquí esperan la victoria de Kerry como quien espera el perdón de sus pecados se van a llevar una bonita decepción de producirse, porque en EE.UU. la afrenta hecha a una administración no se entiende como un tema entre partidos sino como un insulto al país entero sea quien sea quien ocupe la Casa Blanca, y en sus relaciones con aquellos pocos países que les han dado la espalda en Irak (y sobre todo con aquellos que les han apuñalado a traición como nosotros) un Kerry sospechoso de blando tendrá que ser mucho más agresivo que un Bush que no ya tiene que demostrar dureza.

En resumen, pase lo que pase nos vamos a reír… aunque sea por no llorar.

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