Nos enteramos vía Batiburrillo de que Pepiño Blanco afirma que indultar a Vera no tendría coste político alguno. Lo dice con la habitual chulería de los psoecialistas cuando “tocan pelo”, si me permiten el símil taurino, pero lo jodido es que probablemente tiene razón: al final lo harán y, como siempre, no pasará nada.
Me lleva esto a reflexionar sobre la impunidad moral con la que actúan las fuerzas políticas de izquierdas o, simplemente, las que se autodenominan de izquierdas, progresistas dirían ellos, hagan la política que hagan. El fenómeno es tan sorprendente para un hipotético analista imparcial como común: se da en todas las latitudes y prácticamente en todas las épocas, pero pienso que es en España donde alcanza su máximo esplendor.
Así, cualquier barbaridad cometida en nombre del progreso o del pueblo es más o menos justificada, más o menos silenciada y, por supuesto, rápidamente olvidada. Y esto vale tanto para el progresismo patrio como para cualquier tipo de totalitarismo que tenga la precaución de vestirse de rojo.
En el plano doméstico el ejemplo de esta curiosa costumbre es nuestro querido PSOE (con perdón). No importa que sus acciones sean delitos (GAL), monumentales escándalos (Guerra) o simplemente gestiones desastrosas (3 millones de parados): su base social les sigue apoyando y, lo que es peor, vemos como el conjunto de la sociedad pasa página con rapidez por mucho que Jiménez Losantos, Pedro Jota y Albiac griten desesperados por las mañanas.
En muchas bitácoras se ha hecho ya el ejercicio intelectual, pero es demasiado clarificador para resistirme a proponerlo de nuevo: ¿se imagina alguien que el PP hubiese montado algo parecido al GAL? Más incluso, con tan sólo que un ministro y un secretario de estado hubiesen entrado en la cárcel habríamos asistido a la lapidación moral (y quizá no sólo moral) del TODO el Partido Popular. ¿Y si se hubiese demostrado una trama para proporcionar ilegalmente fondos al partido o el Director General de la Guardia Civil se hubiese fugado a Laos con centenares de millones del erario público? El acabose, Aznar se habría tenido que exiliar y todos aquellos que hemos reconocido haberle votado estaríamos estigmatizados de por vida.
Sin embargo, ahí tenemos al PSOE tan campante y al PP en la oposición.
Las razones del fenómeno son tan variadas como profundas, pero yo creo que no se limitan al famoso “invierno mediático” sino que están de alguna forma instaladas en el “inconsciente colectivo” por así decirlo. Además, en mi modesta opinión en parte son culpa de la propia derecha que no ha sabido, no hemos sabido, explicar que nuestra opción política no es el intento de un grupo de privilegiados por mantener su estatus, sino la forma de que la mayor parte de la gente alcance una mejor situación en lo económico y en lo político.
Mientras no seamos capaces de igualar la línea de salida, hoy por hoy tan desequilibrada a favor de la izquierda, seguirán juzgándose los pecados de unos como algo mucho más venial que los errores de otros. Y así es muy difícil que el combate sea no ya igualado sino, simplemente, justo.
02 noviembre, 2004
La impunidad moral de izquierda
Posted by Unknown at 11:00 a. m. Menéame
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