Ayer me tomé la molestia de leerme de cabo a rabo la propuesta de ley que ha presentado Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados para crear un “Estatuto del periodista profesional”. Cualquier intento de regular la profesión me causa un escalofrío bastante intenso, si la andanada llega, además, desde los bancos de la izquierda estalinista que colabora y apoya a regímenes tan amigos de la libertad de prensa como el Iraq de Sadam o la Cuba de Castro el escalofrío se convierte en intensa tiritera. Una vez leído el texto debo reconocer que me encuentro en estado de shock, nunca pensé que se atrevieran a tanto.
Y es que el proyecto de Ley, que parece que será apoyado por el PSOE, no es sino una colección de despropósitos a los que se les ve el plumero por todos los lados. Vamos a comentar algunos de los que me parecen más notorios.
En primer lugar se establece qué es un periodista profesional en base a un criterio que, como cualquier otro, es discutible y que desde luego es difuso. Además, y esto es tremendo, dicha condición quedará acreditada con un carné profesional que expedirá un “Consejo de Información” cuyos miembros son elegido por el poder legislativo (tan independiente él) o, agárrense, por consejos similares autonómicos cuya forma de creación ni siquiera se especifica, dejando entender que podrá ser a golpe de dedo. En la obtención del dichoso carné se incluye, en suma, la discrecionalidad que tan grata resulta a los regímenes totalitarios, ya que no se explica lo que hay que hacer o tener o acreditar para obtenerlo y, para más INRI, deberá renovarse periódicamente. ¡¡Qué descaro!!
Por otra parte, no queda muy claro para qué es necesario ese carné excepto en un caso: será necesario para ser director. Lo de los directores tiene guasa, porque se establecen como obligación que haya uno y con curiosas condiciones. Reproduzco literalmente:
ART. 21: Al frente de los medios informativos, esto es, publicaciones, programas audiovisuales y páginas o sitios en la red de carácter periodístico estará un director. (…) El director ha de ser periodista profesional acreditado como tal.(Las negritas son mías).
Llamo su atención que la definición no se para en otra cosa que el carácter periodístico, una entelequia en la que puede entrar prácticamente todo o nada a gusto del legislador, es decir, del político. Ateniéndonos a la letra creo que cualquier bitácora podría ser considerada un sitio periodístico y, por tanto, necesitar un director cuyo carné sólo se entrega a profesionales, es decir, se puede cerrar la única vía posible de expresión del ciudadano de a pie.
Siguiendo con el tema de la profesionalidad se establece un curioso y, como no, arbitrario sistema de incompatibilidades que comprende a profesionales del marketing, las relaciones públicas y la publicidad (!!!???); a policías, militares, jueces o fiscales (???!!!!) y a Ministros y diferentes cargos políticos. Que alguien me explique tanto la necesidad de dichas incompatibilidades como el porqué de éstas y no otras.
Esta es sólo la primera parte (seguiremos hablando del tema) de una colección de despropósitos que supone un ataque frontal, directo y demoledor a la libertad de expresión que consagra el artículo 20 de nuestra Constitución y que es eje fundamental de la democracia. Por eso yo digo
¡¡¡NO AL ESTATUTO DEL PERIODISTA!!!
PD.1: Daniel, Montse y la gente de La Columna Digital han hecho interesantes aportaciones sobre el tema.
PD.2: Lean aquí la segunda parte de este análisis.
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