Una de las curiosidades del progresismo fatuo que hoy por hoy domina el ámbito de la intelectualidad y los medios de comunicación en este invierno mediático en el que nos vemos metidos es lo mucho que les gusta el atraso. Y es que ya bien decía Esperanza Aguirre que unos traen el progreso y otros se llaman progresistas…
Digo esto porque me he encontrado hoy en Periodista Digital un curioso artículo, originalmente publicado en El Mundo, sobre una especie de discípulo de Gandhi que anda haciendo estragos por el Estado de Gujarat, allá por donde Jesucristo perdió el gorro, palmo más palmo menos.
La ideología del individuo, que responde al nombre de Chunibhai Vaidya, se basa, según el artículo, en varios puntos clave: la no violencia (hasta aquí todo OK), que las aldeas se conviertan en autosuficientes, que los recursos se compartan entre todos y, esta es la que más me gusta, convencer a los pobres aldeanos (que seguro que bastante tienen con lo suyo) de que se puede vivir con menos cosas o, como diría el insigne Luis Carandell, haciendo menos gasto.
Por supuesto, la periodista que ha redactado el pequeño reportaje, Marta Arroyo, nos aclara que estas simples fórmulas tratan de aplicarse, transcribo literalmente, “como antídoto contra la marginación social de los más pobres derivada de la globalización y el capitalismo”. Sin comentarios.
Así, que con estos mimbres el caballero manda a sus discípulos (no importa cuan idiota sea un maestro: si se lo sabe montar siempre tendrá discípulos) por las calles y las callejuelas a tratar de convencer a sus compatriotas de esta franciscana doctrina, aunque ellos mismos admiten que no están obteniendo demasiado éxito, vamos, que la peña pasa de ellos como de comer mierda, perdonen ustedes la crudeza de la expresión.
Este sería el momento de preguntarse qué sentido tiene dedicar una noticia a un mamarracho como éste que, además, está nada más y nada menos que en la India, pero el último párrafo del texto nos abre los ojos: Chunibhai (espero que no le importe que no le trate de Don) se muestra esperanzado porque según él los gobiernos empiezan a desarmarse aunque eso sí, esto todavía no es suficiente como demuestra (aquí uno espera una referencia a los programas nucleares de su propio país y Pakistán): "...que el presidente de Estados Unidos, George Bush, haya sido reelegido".
Moraleja: no importa lo minoritario que sea el apoyo de un tipo exótico, lo disparatado de sus doctrinas o lo lejos que esté, si se mete con Bush hay que darle cancha. Ah, y si de paso lo que propone es volver a tiempos del medioevo miel sobre hojuelas, que entonces se vivía mucho mejor que en esta sociedad capitalista, globalizada y, sobre todo, opresiva.
01 diciembre, 2004
El prestigio del atraso
Posted by Unknown at 10:14 a. m. Menéame
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