29 diciembre, 2004

Ser parte de Red Liberal

Recuerdo que cuando apareció Red Liberal le mostré la página a mi mujer y le comenté que el próximo “objetivo” de mi propia bitácora era que la incluyesen en tan fantástica iniciativa. Pasó el tiempo y Daniel tuvo a bien que así fuera, así que sin haberlo pedido (para mi estas cosas tienen más valor así, cada uno tiene sus gustos al respecto) me vi al lado de aquellas páginas que admiraba y seguía.

La entrada en Red Liberal supuso una gran alegría y un par de cambios importantes para mí como “blogger”. El primero fue, obviamente, el crecimiento de la audiencia, que se multiplicó por 4 en el primer mes. El segundo se derivó de ese crecimiento en la audiencia y de las “grandes compañías” que ahora frecuentaba: me sentí más responsable todavía respecto a lo que decía y a la forma en lo que decía.

Que quede claro que esto no implica ningún tipo de autocensura y aun menos de censura desde alguno de los miembros o responsables de Red Liberal, pero para mí estaba claro que al llegar a una audiencia más amplia y al estar sindicado junto a otras muchas páginas mi nivel de autoexigencia debería ser considerablemente más elevado.

¿En qué sentidos? Sin duda alguna en la calidad de lo que vertía en mi página, para empezar, pero también en mantener una actitud que sea en conjunto responsable, tratando de evitar tentaciones como la demagogia, el insulto o la ceguera partidista (sí, ya sé que en ocasiones caigo en ellas como un campeón, pero que conste que trato de evitarlo).

Así y resumiendo, puedo decir que para mí ser parte de Red Liberal supone tres cosas: una responsabilidad, un orgullo y la alegría de encontrar personas (en Internet y fuera de ella) con las que debatir, compartir algunas opiniones y diferir sobre otros temas, siempre en un ambiente de educación y respeto mutuo.

Y, por cierto, lamento desmentir (a) “leyendas urbanas” y afirmo que esto no es una covachuela de conspicuos conspiradores, ni una secta en la que todos esperemos la palabra de los líderes para lanzar nuestras propias profecías apocalípticas, ni un think tank de esos que tienen más de “tank” que de “think” y que se dedican a apuntar y disparar improperios contra la víctima previamente señalada.

No, solamente somos un grupo de personas que se reúnen en un espacio virtual para hablar de esto y aquello, capaces de emprender proyectos en común en los que participa quien quiere y que hablan y escriben desde la libertad y el respeto. Eso hemos sido hasta ahora y eso seguiremos siendo, sin duda.

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