22 marzo, 2005

El espía que me ortodonció

Se destapa hoy en El Mundo que Fernando Huarte, el dirigente del PSOE asturiano que además es Presidente de la Asociación del Pueblo Palestino Al Fatal dedica sus ratos libres (que me imagino que son pocos, vaya laboriosidad pluriempleada la del gachó) a espiar para el CNI.

Al leer esta información he de reconocer que me han pasado varias cosas y no es la menos importante que se me ha caído por los subsuelos del Carmelo el mito del espía glamouroso, no es que pensase yo que nuestros investigadores de “la casa” eran una colección de james bonds bebiendo martinis, pero hasta Paesa tenía cierto encanto con esa vida de acá para allá, ahora me muero, ahora encuentro a Roldán… Estarán ustedes de acuerdo conmigo en que, vaya contraste, el colmo de lo cutre es llevar al dentista a tu terrorista de cabecera (que tal parece que era Benesmail), a menos que el odontólogo aproveche sus conocimientos médicos para la sabia administración del dolor a la búsqueda de confesiones, que no parece ser el caso.

Por otra parte, vaya mierda de espías tenemos cuando aparecen en la portada de los periódicos como tales y que charcutera queda la tapadera de montar una asociación de ayuda al preso y luego sacarlo de dentistas para que te de información. Una información que, como hemos visto, ha servido de poco o de nada ¿o tal vez no?

Y es que, ya un poco más en serio, la situación de Huarte se me hace muy compleja de entender, tanto como difícil de explicar les debe resultar a los jerifaltes socialistas, que no son capaces de convocar al pacto antiterrorista como les ha pedido el PP supongo que por razones tan “de estado” como no verse mezclados con los populares a cuatro días de las elecciones vascas.

Desde que se han empezado a descubrir diversas tramas relacionadas con el 11 M he tratado de ser prudente en mis opiniones y siempre he defendido que hay que investigar todos y cada uno de los indicios, pero sin culpabilizar a nadie hasta que se tuviesen pruebas. Esto no es óbice, sin embargo, para que en este momento me parezca necesario que tanto el PSOE como el propio señor Huarte nos expliquen exactamente que es lo que hacían él, el tal Benesmail y hasta el dentista.

Y que no nos digan que son todo coincidencias, por favor, que ya van demasiadas.

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