Desde hace un año se habla mucho de un ente difuso que llamamos sociedad española, un tema que está volviendo ahora a las portadas de los medios y los discursos de los políticos: que si la sociedad española ha dado un ejemplo de esto, que si la entereza de la sociedad española, que si “hay que reconocer el mérito de las acciones de los españoles", vean aquí un ejemplo más.
Particularmente, creo que tengo claro que la sociedad española me merece un juicio más bien negativo y que desde el 12 de marzo de 2004 ha tenido un comportamiento por lo general bastante lamentable: la tarde se ese infausto día se abrió la veda para el revanchismo más feroz, el insulto más agraviante y la capitulación más vergonzante, entre el 11 y el 13 de marzo pasamos de héroes a villanos, por utilizar una terminología propia de los tebeos. Y es que ya en la manifestación en Barcelona (recordemos el “Dios mío, como nos odian” de Rato y Piqué) la mitad de la sociedad empezó a juzgar y condenar, sin jurado ni abogado defensor, a la otra mitad.
Del mismo modo, no cabe llamarse a engaño: gran parte de las “muestras de dolor” que se podían ver en la Estación de Atocha o en la Puerta del Sol no eran sino insultos, en muchos de los testimonios escritos que en uno u otro lugar no se hablaba sino tangencialmente de las víctimas y en absoluto aparecían los verdaderos responsables de la masacre pues era más útil identificar a determinados políticos y con ellos a la mitad del país que les vota. En esos escritos, en esas pintadas y en algunos dibujos que allí se vieron encontré el mismo “espíritu” revanchista que animó, por ejemplo, la infame manifestación en Leganés.
Así que en esos días y en los que los siguieron vimos a una parte de la sociedad volverse con rabia contra sus conciudadanos, otros lo permitían más o menos complacidos y unos terceros, los atacados, se dejaban amilanar cogidos por sorpresa, tanto ellos como sus representantes y muy especialmente estos últimos. Cualquiera de las tres actitudes me parece muy poco loable desde un punto de vista ético, aunque es obvio que unas son peores que otras.
Por supuesto, no quiero decir con el anterior párrafo que lo que se ha dado en llamar “derecha sociológica” hubiese debido responder con el mismo odio y con la misma violencia verbal o incluso física, cualquier cosa antes que rebajarse a ello, pero sí pienso que excepto en ámbitos muy concretos no se ha hecho nada para enfrentar la avalancha que se nos ha caído encima. Un gran debe en la cuenta de los políticos populares.
Por último, me pregunto si hubiese ocurrido algo similar si las circunstancias hubiesen sido las contrarias (un gobierno de izquierdas y una oposición de derechas) y creo que soy sincero cuando les digo que estoy completamente seguro de que no, en primer lugar porque no se habría jugado a la demagogia antiamericana con un tema tan importante como el de la guerra de Irak; y en segundo porque la derecha española no tiene la fascinación de las izquierdas por la demostración callejera y la algarada, que ésta considera mucho mejor legitimadora que unas urnas capaces de reflejar incluso una mayoría absoluta de Aznar, las muy cabronas.
13 marzo, 2005
La sociedad española un año después del 13M
Posted by Unknown at 8:41 p. m. Menéame
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