31 mayo, 2005

¿Necesita Europa una constitución?

Al final en el “referéndum europeo” Francia ha dicho nones y esto me hace reflexionar (un poco, no crean que estoy para demasiado con el jet lag) en dos sentidos bien distintos: en primer lugar me hace gracia, de estas veces que uno se ríe por no llorar, el papelón que una vez más hemos hecho los españoles. Resulta que nos hemos puesto entusiasmados al frente de la manifestación europeo-constitucionalista y luego al final vamos a llevar la pancarta pero al mirar a nuestra espalda descubriremos que estamos solos. Como decía un antiguo compañero de trabajo, zapatético.

Lo segundo que me da por pensar es si Europa necesita una constitución, ya que estamos tomándonos tantas molestias para tenerla. Y la verdad es que yo no acabo de verle ni la necesidad ni la urgencia que parece que todos los políticos europeos sí le ven al tema. Para empezar, mis derechos los garantiza la Constitución Española (al menos mientras no me la revienten), como los de los restantes ciudadanos las diferentes constituciones de sus propios países con la excepción de Gran Bretaña, que es caso aparte.

También cabría preguntarse si no se está construyendo la casa antes que el tejado. En mi modesta opinión parece más lógico ir haciendo unas instituciones verdaderamente democráticas y verdaderamente representativas para que, poco a poco pues no hay ninguna prisa en ello, los europeos podamos sentirnos identificados con ellas. El Parlamento actual es solo un remedo de lo que pido y la prueba es que en las elecciones europeas los porcentajes de participación suelen ser más bien patéticos. Cuando todos nos sintamos verdaderamente ciudadanos europeos y representados por las instituciones de la Unión quizá sea el momento de una Carta Magna, sólo quizá, ojo, porque ahí tienen al Reino Unido de la Gran Bretaña sin Constitución y tampoco parece que les haya ido tan mal.

Además, y ya puestos a tener una constitución está claro que para una entidad política que reúne a cientos de millones de ciudadanos de 25 países diferentes y que todavía crecerá más en un futuro parece más lógico ir a por un texto de mínimos que hacer un tocho que nos diga hasta como tenemos que ponernos los calcetines. La constitución que tiene el record de permanencia en el tiempo no es otra que la americana y probablemente su éxito se debe, entre otras cosas, a que el texto original es bien corto, reflejando unos mínimos imprescindibles, y luego se le han ido añadiendo enmiendas según han ido haciendo falta.

Por último, que los catastrofistas que hablan ahora de la malísima noticia de Francia se tranquilicen, si esta Constitución es una castaña pilonga que se prepare otra, que para eso se les paga a los políticos. Y mientras seguiremos como hasta ahora, que la situación ni me parece tan caótica ni tan desesperada: en la medida de lo que es, un proyecto a largísimo plazo, la UE no ha dado un mal resultado y si tratamos de forzar la marcha más allá de lo razonable lo más probable es que acabemos por gripar el motor.

Ya sé que pedir lógica y raciocinio a la clase política europea es como pedirle Laetitias Castas al olmo, pero por intentarlo que no quede.

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