06 junio, 2005

¿Pero cómo me haces esto a mi Mojamé?

- ¿Mojamé?
- ¿Tsi?
- Soy yo, José Luis.
- Mi no conoser ningún José Luí.
- Estooo Zetapé, tu amigo de la Espagne.
- Ah si, mi recordar ahora, que el profeta derrame sobre ti sus bendiciones como se derraman la leche y la miel en el eterno paraíso.
- Gracias hombre, gracias (seguro que eso tan bonito no se lo decía a Aznar…). Oye Mojamé, que te llamaba por lo de los políticos y los periodistas.
- ¡Ah, ratas del desierto, hienas, escorpiones! ¡Alá los confunda!
- No creas que lo que es confundidos ya están, tienes toda la razón Mojamé, pero…
- ¡Venir a mi propia finca, digo país, a insultarme, a mí, al Comendador de los Creyentes!
- Hombre Mojamé, no es eso, ellos sólo querían echar un vistazo a lo de los derechos humanos.
- ¡Qué derecho humano ni que niño saharaui torturado! Aquí no hay más derecho humano que los mahometanos que reparto yo que para eso ser el Comendador de los Creyentes!
- Si Mojamé, si yo entiendo vuestra especial idiosincrasia (¡que palabros uso desde que estoy en la Moncloa!) y sois una civilización con la que estoy encantado de aliarme, pero tenéis que disimular un poco que si no aquí a mi me ponen a parir.
- Por mi pueden poner a ti como a Mahoma, que Alá lo tenga a su lado, le salga de chilaba.
- Hombre, Mojamé, no me trates así, con lo que yo he hecho por ti y lo aliadas que están nuestras civilizaciones.
- Haser haser he hecho mucho más yo por ti, José Carlos.
- José Luis.
- Joséloqueyodiga, ¿entendido?
- Entendido.
- Y en cuento a esas hienas del desierto. ¿Cómo quieres que mis eunucos pongan fin a sus miserables existencias?
- Hombre Mojamé, no me seas bruto. Por lo menos que no sufran…
- ¡Era bromaaaaaa! ¡JAJAJA! ¡Qué bien yo paso contigo José Andrés!
- Pues anda que yo…

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