24 julio, 2005

De cemento armado

La actuación de Zapatero en todo lo relacionado con el incendio de Guadalajara está siendo de un escandaloso que nos pondría los pelos de punta de no ser porque ya los tenemos como escarpias dada la magnitud de la tragedia.

Mientras todos nos sentíamos sobrecogidos al conocer la noticia de los once fallecidos (que además a esas horas resultaban ser catorce) nuestro amado Presidente se iba a la ópera con Sonsoles y dejaba el sarao en manos de su vicepresi. Más tarde en lugar de visitar la zona afectada, consolar a las familias y asistir a los funerales se nos marcha a la China a reforzar la alianza de civilizaciones (por cierto, ¿para cuando la incorporación a tan magno proyecto de Corea del Norte?) y a explicarnos que hay que levantar el embargo de armas a la potencia comunista entre cuyos méritos está ser el país del mundo en el que mayor cantidad de penas de muerte se ejecutan cada año.

Suponemos que esto de que un pacifista confeso quiera venderle armas a un potencial enemigo de occidente es aplicar aquello que decían los romanos de “si vis pacem, para bellum”, lo malo es que se ve que de latín y de historia anda más o menos como de inglés y no recuerda que los que tenían que armarse para la guerra si querían paz eran los propios romanos, no sus adversarios.

Volviendo a lo del incendio, la oposición y los medios criticaban, con razón, que Zapatero no se presentase en la zona del incendio, tal y como él criticó en su día a Aznar por no ir a Galicia (donde, recordemos, no murieron once voluntarios de los que recogían el fuel ni once marineros ni nadie). Jugando al gran estadista que no es, el Presidente dijo algo parecido a lo que en su día dijera Aznar: que no iba ir a hacerse la foto y que ya pasaría, si eso, cuando tuviera un plan.

Pero miren ustedes por donde resulta que al arreciar el aluvión de críticas se nos presenta en Guadalajara en cuanto vuelve de China, sin plan ni nada, sin avisar a la prensa o a los alcaldes de la zona, sin reunirse con los familiares pero, eso sí, con más cara que espalda, con un rostro de cemento armado, de diamante incluso, lo suficientemente duro como para echarle la culpa del incendio… AL CAMBIO CLIMÁTICO!!!

Esta claro que Zapatero no podía admitir que la magnitud del incendio se ha debido a la gestión lamentable del desastre (tanto en Madrid como en Toledo); a la nula política de prevención de la Junta de Castilla – La Mancha; o a que el fastuoso plan de lucha contra incendios que el gobierno anunció a principios del verano y que implicaba a 13 ministerios no era otra cosa que otra sesión de autobombo y propaganda, menesteres a los que el Zapatero y su muchachada dedican la mayor parte de su tiempo; incluso podrían haber culpado a la pertinaz sequía (si bien es cierto que lo del agua mejor no meneallo).

Pero no, ¿para qué se va a decir una verdad o media pudiendo mentir del todo? La duda que a mi me queda es si realmente pensará que nos lo vamos a creer o es que en ese momento no se le ocurrió otra cosa. Ahora, de una forma u otra, con los cadáveres recién enterrados hay que tener muy poca vergüenza para decir algo así… y un rostro de mármol de carrara para que no se te suban los colores.

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