Dijo Aznar hace ya bastante tiempo que de seguir las cosas así (y han seguido muy parecidas) la derecha iba a tener que pedir perdón por existir. Al Alcalde de Madrid se ve que le hizo gracia la idea y trata de ponerla en práctica cada dos por tres y con singular acierto, cabría decir.
Para ello no escatima en “virtudes” políticas como la mentira o el agravio comparativo. El último ejemplo de esto lo estamos teniendo con la concesión de una calle al eximio periodista Eduardo Haro Tecglen, que al parecer murió hace unos días. La propuesta, hecha por el propio alcalde, fue apoyada por unanimidad por el consistorio madrileño incluyendo los entusiasmados concejales populares, supongo que en plena sintonía con sus votantes, todos fervorosos lectores y admiradores del señor Haro.
Las razones para tan reconocimiento las daba el miércoles Alicia Moreno, concejal de las Artes: “Era un sabio, un hombre lúcido y coherente que logró ser respetado por personas de todo signo político”. Me pregunto si era necesaria la flagrante mentira, porque nos gustará más o menos como periodista y como personaje público, pero creo que es indudable que no era un profesional “respetado por personas de todo signo político”: la mitad de España a la que él odiaba le tenía, le teníamos, tan poco respeto como él nos demostraba a nosotros cuando nos llamaba fachas.
Esperanza Aguirre lo ha dicho muy bien:
“Muchos méritos tiene que tener una persona, aunque en este caso a mí se me escapan, para que se le dé una calle en Madrid; y más aún cuando esa persona se ha caracterizado por defender todos los totalitarismos del siglo XX, incluidos los más genocidas”.A mí no se me escapan, Espe, el mérito está en que a lo mejor así nos perdonan un poquito ser lo que somos, aunque para suplicar clemencia estemos dispuestos a dejar de serlo… y convertirnos en nada.
Por cierto, supongo que esta calle será paralela a la de Antonio Herrero, ah, que no, ya veo…
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