19 noviembre, 2005

Un periodista de verdad

David Gistau es uno de los columnistas “jóvenes” más interesantes de la prensa española, de hecho me parece de lo mejor de las páginas de opinión de nuestros periódicos, sea joven o no, supongo que porque escribe bien y quizá por cierta cercanía generacional que no siento con otros periodistas por razones más que obvias.

Hoy, tras perseguirle varias veces y alguna que otra respuesta un tanto desabrida se publica en Periodista Digital una curiosa entrevista en la que opina de muchas cosas: de la profesión, de otros periodistas, de su propio trabajo, de sí mismo… Imagino que la charla tiene especial interés para los que nos dedicamos a poner una letra detrás de otra con la intención de decir algo, sea de una forma más o menos profesional, pero creo que cualquier persona que lea con cierta regularidad la prensa la encontrará digna de ser leída.

Quiero destacar un par de respuestas, la primea una referente al número uno del columnismo español actual, Francisco Umbral, de quien opino exactamente lo mismo que Gistau:

P: Lo que está claro es que no deja impasible a nadie, y no es extraño que le comparen con Francisco Umbral, ¿se considera su “sucesor”?
R: Me parece una pasada eso. Con Umbral pasa como con Magic Jonson. Esa camiseta no la va a vestir nadie, hay que retirarla. Es una comparación absurda. Es exagerado en todos los sentidos.
La segunda, más de actualidad, sobre lo que les está pasando a determinados periodistas por decir lo que piensan:
P: ¿Qué opina de Federico Jiménez Losantos? Se ha metido con él, pero recientemente le defendía.
R: Eso me gustaría dejarlo claro. En esta polémica actual, incluyendo lo de Carlos Hernández, yo no estoy defendiendo a Jiménez Losantos, estoy defendiendo a un principio, el mismo por el cual defendí a Carlos Hernández cuando se lo quebrantaron a él. Es el principio obvio de que un poder no puede dictar la condena civil de un periodista. Lo defenderé contra cualquiera, como he hecho también cuando despidieron a un crítico de El País, Ignacio Echevarría. De lo que se trata es de defender el principio, no a Jiménez Losantos, con el que yo no tengo absolutamente nada en común.
Efectivamente, lo importante no son las personas, sino los principios, curioso que algo tan sencillo les cueste tanto de entender a determinadas ratas sectarias.

Y para acabar algo que les interesará mucho a bastantes lectores de este blog y que también comparto al 100 %:
P: Hablando de corresponsales de guerra, con la familia de Couso ha tenido polémica por “menospreciar” su muerte. ¿Qué opina de la forma en que murió?
R: Yo escribí una columna en la que no valoré las circunstancias de su muerte, porque no las conozco. Tiendo a pensar que es casi un accidente laboral, pero tampoco lo podría garantizar. Lo que sí critiqué, y en esto me ratifico, es la utilización política que se hizo de esa muerte. Esa muerte termina alimentando el antiamericanismo, porque yo siempre me pregunto lo mismo, existe un doble rasero. Parece que la muerte de Julio Anguita Parrado, como no sirve al antiamericanismo, no ha indignado a nadie y no se ha vuelto a hablar de él. Lo mismo sucede con los dos periodistas italianos: Giuliana Sgrena se convirtió en un mártir del antiamericanismo, se montó un lío colosal cuando la dispararon; sin embargo cuando Al Zarqawi decapita a Enzo Baldoni nadie lo dice, ¿por qué el pobre no sirve como homenaje a la profesión? Porque no sirve al antiamericanismo.
Me gusta Gistau, dice lo que piensa (guste o no) y va por libre: un periodista de verdad.

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