02 diciembre, 2005

Catalanoferia

Ayer la plana mayor del nacionalismo militante se pasó el día lanzado fatwas contra la catalanofobia de la COPE; actuaron entre otros Pujol, Puigcercós y, por supuesto, el gran santón de la secta Josep Lluis Carod Rovira. A todos se les llenó la boca de “catalanofobia” que no sabemos muy bien lo que quiere decir, pero que intuyo que es sinónimo de no estar de acuerdo con determinados políticos catalanes.

Pongamos un ejemplo: si el “tripartido” de Cataluña decide que hay que derribar Montserrat y que no quede piedra sobre piedra, el que se manifieste públicamente en contra de tan descabellada idea será, incluyendo a la “Mureneta”, un “catalanofóbico” de tomo y lomo, pues estará demostrando escaso respeto por la decisión mayoritaria de un parlamento democráticamente elegido.

Estamos pues ante una carrera de estupideces notable que, y esto es lo más triste, se hacen en nombre de Cataluña y en nombre de la democracia, cuando no tienen mucho que ver con tan hermosa región y menos aún con un régimen democrático . A mí, con la jocosidad que me caracteriza, se me ha ocurrido llamar esta cadena de despropósitos Catalanoferia, pensando que una feria es una cosa de mucha risión y felicidad. Lo malo es que un par de chavales descerebrados de Barcelona han debido tener una idea parecida y ya iban dispuestos a montar los fuegos artificiales: los han pillado en la puerta de COPE con una botella de gasolina (según ellos era para la moto, al loro con la calidad de la coartada).

Hoy ha habido suerte, les han pillado un poco antes, pero la próxima ocasión a saber que puede pasar. Y el día que haya alguna desgracia veremos lo que dicen los que ahora a lo hecho dan pecho y los que callan como putas, con perdón. Que no se equivoquen y que no traten de equivocarnos: ellos serán tan responsables como el imbécil que empuñe el molotov.

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