16 diciembre, 2005

¿Qué elecciones elegiría usted?

El pasado 4 de diciembre se celebraron elecciones legislativas en Venezuela, las garantías del proceso fueron tales que todos los partidos de la oposición prefirieron no presentarse, la propia población venezolana mostró su confianza acudiendo masivamente a cualquier lugar que no fuese los colegios electorales: la abstención llegó a un brutal 75 % y probablemente fuese incluso superior a esa escalofriante cifra que sin duda ha sido convenientemente "adobada" por los bolivarianos.

Tan sonoro ha sido el pucherazo que hasta los diputados y senadores españoles que siguieron el proceso in situ han mostrado sus dudas sobre el mismo y sobre el estado de la democracia en el país caribeño. Desde el PSOE al PP pasando por todo el arco parlamentario con la patética excepción de Izquierda Unida, siempre preocupados porque la realidad confirme sus convicciones y no por sacar conclusiones de ella.

En prácticamente la otra punta del mundo ayer se celebraron elecciones legislativas en ese nido de tortura y opresión en el que los Estados Unidos han convertido el paradisíaco Irak de Saddam. A pesar de la amenaza terrorista que significa que ir a votar puede costarte, literalmente, volar en pedazos, la gente ha acudido en masa a las urnas.

Además, la electoral ha sido una jornada en la que afortunadamente no ha habido ningún incidente destacable, por lo que puede ser, al menos a mí me lo parece aunque sólo sea desde un punto de vista simbólico, una fecha que marque el inicio de la inexorable derrota de los terroristas de la mal llamada insurgencia: muy mal tienen que andar para no atentar contra lo que más odian y lo que más peligro supone para ellos y su mensaje del odio: la democracia.

Yo tengo claro que entre un modelo y otro prefiero mil veces la democracia traída de fuera de Irak que la protodictadura creada interiormente de Venezuela, supongo que todos los amantes de la libertad comparten esta opinión, del mismo modo que sé lo que les mola a los diputados de IU que han vuelto babeando del Caribe, claro, que ellos no son amantes de la libertad.

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