Pese a que vengo criticando de forma aislada alguna de sus actuaciones, al fin y al cabo es obligación de los periodistas el control del poder y de quienes lo ejercen, no puedo dejar de reconocer que el año que se cierra ha sido enormemente positivo para nuestro país y para la coalición parlamentaria que lo gobierna.
Han sido doce meses de un ejercicio responsable del poder, llenos de iniciativas legislativas de gran calado rodeas de un enorme consenso (educación, matrimonio gay…) que sin duda han dado respuesta a necesidades inaplazables de la sociedad española y, muy especialmente, de nuestros sectores productivos, que recordarán este 2005 como el año en el que se sentaron las bases para un largo ciclo de prosperidad.
Capítulo aparte, y más elogioso si cabe, merece la forma en la que nuestro gobierno ha llevado sus relaciones exteriores: a su indudable éxito en la discusión de los presupuestos europeos hay que añadir la notable mejora de las relaciones bilaterales con las principales democracias del planeta, jalonada de encuentros al máximo nivel y con divertidas anécdotas que dan una idea de la pericia de nuestros líderes, como cuando Zapatero calificó a la recientemente nombrada Canciller de Alemania, Angela Merkel, como “una mujer de éxito, capaz y, además, muy guapa”.
También creo que es de justicia comentar los pasos que se han dado en el camino de la resolución del “problema territorial”, especialmente con la aprobación de un estatuto coherente, razonable y valientemente constitucional en el Parlamento Catalán, un éxito que cabe atribuir en gran parte al propio Presidente que con su acertada intervención de última hora salvó un texto que en conjunto es enormemente positivo tanto para Cataluña como para el conjunto de España.
Dentro de este tema no puedo dejar de resaltar mi satisfacción al comprobar como el PSOE y el gobierno han sido capaces de domeñar a radicalidad y las ambiciones de sus socios nacionalistas, tanto en Madrid como en Barcelona o Galicia, que en todos los casos han mostrado una evolución muy positiva desde el radicalismo reivindicativo de anteriores legislaturas hasta posiciones mucho más moderadas y de estado, por así decirlo.
En definitiva, ni aún los que no compartimos buena parte de sus postulados hemos de reconocer que estamos ante un año que pasará a los anales de la historia como uno de los más fértiles y políticamente positivos de nuestra todavía joven pero muy robusta democracia.
Por cierto, feliz día de los Santos Inocentes.
28 diciembre, 2005
Un año positivo para un gobierno capaz
Posted by Unknown at 12:23 p. m. Menéame
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