25 julio, 2007

Así son los políticos españoles (tal cual, oiga)

Como suele ocurrir con sucesos de este estilo, el apagón barcelonés nos es particularmente útil para el estudio de ese llamativo fenómeno natural que es el político español. Como soy periodista me voy a tomar la licencia de generalizar un poco, así que aquellos que no se vean identificados por esta descripción (que quizá sean muchos) y sobre todo aquellos que no merezcan que les veamos así (que seguro que son bastantes menos) reciban por adelantado mis más sinceras disculpas.

El político español se define por sus actos, como cualquier otro ser humano, pero también y muy especialmente por sus palabras, ya que se trata de personajes que pasan tanto tiempo hablando y declarando que casi no tienen horas en el día para pensar. Así, casi podríamos decir que "por sus titulares los conoceréis" y nos equivocaríamos demasiado.

Además, tenemos la ventaja de que en no pocas ocasiones uno de ellos, casi siempre sin pretenderlo, ejemplifica a toda la profesión y la retrata en una única pero oportuna frase. En esta ocasión el premiado ha sido Jordi Hereu, alcalde de Barcelona que, tras pasar las primeras horas del apagón buscando la vela y bien calladito se descolgó ayer con la frase genial: "No aceptaremos que la ciudad pase una segunda noche como la anterior". Pues bien, como todos ustedes saben ya a estas alturas, lo aceptaron y es posible que acepten hasta una tercera.

¿Qué tiene de genial esta frase? ¿Por qué suelto tanta verborrea a su alrededor? Pues porque desde mi punto de vista es el perfecto ejemplo de la enfermedad que aqueja a nuestros próceres: el síndrome del político que todo lo puede y que, en su limitada capacidad intelectual, cree que las cosas son tan sencillas como para arreglarse porque él lo diga. Vamos, como quien hace imposiciones de manos pero con la lengua...

Más allá de cuáles sean las causas últimas de lo ocurrido en Barcelona estoy seguro de que las empresas implicadas estarán deseando que se supere la crisis que tanto daño está haciendo a su imagen y hará a sus bolsillos; también creo que podemos imaginar que, si más de 48 horas después del problema no se ha logrado solucionarlo será porque su complejidad técnica y material es abrumadora. Pero ahí está Jordi, voluntarioso y optimista, sin importarle las montañas y los valles que se hayan de superar: habrá luz porque lo dice él... ¿puede haber una razón mejor?

Por cierto, otra cosa que me llama la atención: antes nuestros políticos pensaban que todo podía solucionarse por su mera intervención cuasi divina, ahora hemos bajado de nivel: creen que lo arreglan con sus meras palabras, vamos, ni Harry Potter...

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