No he tenido tiempo para analizar (ni siquiera con mis pobres conocimientos en la materia) la propuesta fiscal que el PP ha presentado como una de las medidas estrella para las próximas elecciones; no obstante, y sin entrar a valorar el fondo del asunto, sí que me estoy llevando una curiosa sorpresa con las reacciones que está suscitando.
La cosa empezó ayer con una noticia que publicamos en 20minutos sobre las reacciones que nuestros lectores habían dejado en los comentarios. Ya no nos sorprenderemos de que la gente entienda "la privatización" (así, en genérico) como algo malo, pero es curioso que se vea como una consecuencia no deseada de la bajada de impuestos... Ojalá esa fuese la intención del los populares, pero me temo que los tiros van por otro lado.
Un lector cree que la medida sólo servirá para "pagar más para tener lo que antes era gratis". ¿Gratis? Podríamos discutir si lo que se privatiza nos sale más caro o más barato pero... ¿a quién le salen "gratis" los impuestos? Es curiosa esa mentalidad que no siente (o dice no sentir) el sablazo de IRPF y Seguridad Social de cada mes.
Otro enfoque llamativo es el que, planteado por el ministro Solbes, "compran" algunos medios como La Vanguardia en este artículo: La reforma fiscal del PP costaría 25.000 millones. Vamos a ver... ¿a quién le costaría ese dineral? ¿Tan difícil es entender que si estado recauda menos impuestos eso no es un costo sino un ahorro para los sufridos contribuyentes que somos en última instancia los que ponemos la pasta?
Por supuesto, nadie plantea (ni los propios promotores de la medida) que si finalmente hay una menor recaudación siempre se pueden reducir las miles de partidas de gastos superfluos con los que papá estado nos obsequia cada año: las subvenciones a esas películas que tanto nos gustan, los vídeos de Al Gore, los coches oficiales de tantos políticos, las brutales inyecciones económicas a los sindicatos...
Otro aspecto de todo este tema que me llama la atención es lo poco que se dice algo que cada es más obvio: que el actual sistema impositivo y su presunta progresividad son una farsa en la que los que más pagamos no son los que más tienen sino los asalariados que no tenemos forma de escaparnos. Todos lo sabemos, pero da la sensación de que preferimos vivir creyendo la confortable mentira de que el sistema es justo.
Pero lo que verdaderamente me sorprende de todo esto es la hipocresía del ciudadano medio español respecto a los impuestos: decimos estar muy contentos de pagar y no queremos que se bajen, pero a la hora de la verdad no conozco a nadie, repito nadie, que haya pagado el IVA de todas las facturas de su vida o que jamás se haya olvidado de declarar un trabajito extra o que nunca haya cobrado nada en negro.
Quizá nos parecen bien los impuestos porque en el fondo esperamos escaquearnos de una u otra forma, quizá nos parece bien que paguen... otros.
ACTUALIZACIÓN: Los colegas de Ajopringue tratan también el tema del "coste" de la medida, y lo hacen con singular acierto.
20 noviembre, 2007
La gente dice que quiere pagar impuestos (pero luego evade hasta el tato)
Posted by Unknown at 3:21 p. m. Menéame
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1 comentario:
Lo más divertido es ver cómo la gente repite a coro: "neoliberalismo, opresión de las clases obreras, privatización".
Pues si quieren pagar más impuestos la gente, que los den ellos. Claro, que lo paguen todos. Pero, ¿si no quiero hacer uso de un servicio público?, ajo y agua. Viva el fascio.
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