Una vergüenza mundial llamada Pekín 2008

No es que el llamado "movimiento olímpico" haya sido durante su historia un ejemplo de comportamiento ético y moral, pese a los mensajes sobre la fraternidad universal y similares nunca le ha importado hacer negocios de la mano de las peores dictaduras para (Berlín 36, Moscú 80) y más que una especie de hermandad de deportistas de todo el mundo se comporta como una multinacional en el peor sentido que el rojerío le da al término.

En definitiva, que poco debería llamarnos la atención que la próxima Olimpiada se celebre en Pekín, la capital de la peor dictadura del planeta (al menos por el número de los sojuzgados) pero uno, alma en exceso cándida, no puede dejar de sorprenderse porque ya en el S XXI se tenga tan poco decoro democrático y tan escaso interés por salvar las formas.

Hace unos cuantos años que la celebración de los JJOO les fue concedida a los sátrapas del PCCh y rápidamente empezó a vendérsenos la burra vieja de los cambios democráticos y los avances en el campo de los derechos humanos que se iban a acometer. A menos de un año de la cita hemos visto cómo han sido esos cambios: nada de nada, China sigue siendo un país sometido a una dictadura feroz y en el que centenares de millones de seres humanos están condenados a la pobreza por haber tenido la mala suerte de nacer donde no les tocaba.

Les cuento todo esto porque hace un par de días me llegó una interesante campaña de Amnistía Internacional, una organización con la que no siempre estoy de acuerdo pero que me parece que aborda de una forma muy interesante esta cuestión. Reproduzco parte de su mensaje:

Estamos seguros de que el gobierno chino no desaprovechará la ocasión para exhibir la pujanza económica de su país, su desarrollo tecnológico, su tremenda capacidad organizativa… y tampoco nos cabe ninguna duda de que hará todo lo posible para ocultar la otra realidad de China.

Allí se producen más ejecuciones que en ningún otro lugar del mundo, y la pena de muerte se aplica sobre 68 delitos —algunos de ellos económicos— con prácticas tan escalofriantes como la extracción inmediata de los órganos de los ejecutados.

También se reprime a los periodistas, se censura Internet, se encarcela y se tortura por delitos de conciencia... Las propias autoridades chinas prometieron mejoras en los derechos humanos si su candidatura olímpica era elegida: ahora deben demostrar al mundo que cumplen esa promesa.

La campaña se completa con unas imágenes que, imitando el estilo de los logos de los deportes en una olimpiada, muestran algunas de las "prácticas deportivas" habituales en el país asiático: la pena de muerte, la censura, las detenciones arbitrarias... Vean algunos ejemplos:



Pueden añadir su firma a esta campaña aquí, 75.000 personas ya lo hemos hecho. Tratemos por todos los medios de que este espectáculo no sea una vergüenza para el mundo o, al menos, démosle la espalda y demostremos a los inmorales del COI que, efectivamente, no todo vale en el deporte.