25 marzo, 2008

Imagina que eres gay en Oriente Próximo, ¿donde preferirías vivir?

Ya hemos hablado mil veces sobre el sesgado (por no utilizar otras palabras más duras) punto de vista sobre Israel y la sociedad israelí que habitualmente reflejan la prensa europea y, especialmente, la española. No es tema nuevo y tampoco le vamos a dar más vueltas ahora.

El caso es que cualquier cosa que se salga de esa línea habitual sorprende y se agradece, y eso es justo lo que me ha pasado con dos artículos aparecidos en los últimos días en el blog que El Mundo ha abierto a sus corresponsales en Oriente Próximo.

Se trata de dos crónicas bastante interesantes escritas por Sal Emergui (a quien hasta ahora no conocía). En la primera relata, y es la primera vez que lo leo por nuestros medios, un ejemplo de lo que es la vida en una de las ciudades del sur deIsrael que viven sometidas a la amenaza constante de los cohetes Qassam. La historia es la de una pareja de ancianos de Sderot que, tras años resistiendo los ataques, abandonó por suerte su casa un día antes de que uno de los famosos cohetes la destrozara. No es Israel, no es un ejército, es, por una vez, la historia de gente que sufre.

El segundo de los artículos es la historia de dos hombres, uno palestino y el otro israelí que, mire usted por donde, están enamorados y viven su amor en pareja en Tel Aviv. ¡Quién lo iba a decir! ¡Mira que elegir vivir en ese país tan terrorífico, retrógrado, integrista religioso, racista y homófobo! Pues sí, y con un permiso de residencia especial emitido por un alto cargo militar israelí.

Y es que, entre los hermanos palestinos de uno de ellos el tema ese de la retambufa y el amor por los efebos no lo acaban de ver claro:

(...) el palestino argumenta que desde que su familia se enteró de sus relaciones homosexuales en Israel se ha convertido en un 'apestado', perseguido y amenazado de muerte.

Me gusta Israel, pero cuando lo comparo con lo que le rodea no es que me guste, es que lo amo.

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