14 mayo, 2008

Hoy es el cumpleaños de Israel, felicitémonos todos

Hace once meses tuve la suerte de visitar y conocer Israel en un fantástico viaje del que ya les he hablado. Y digo suerte porque eso me pareció poder saber más, y de primera mano, de un pequeño país que para su desgracia está permanentemente en la primera página de los periódicos y en la apertura de los informativos pero que, como por otra parte les pasará a muchos de los temas de portada, es en el fondo un gran desconocido.

Porque aquí, separados por miles de kilómetros y casi tantos miles de prejuicios, la verdad es que sabemos muy poco de una sociedad como la israelí, de su inaudita variedad, de su vitalidad, de su complejidad, de sus problemas (pues no tiene un único problema aunque nos parezca lo contrario) y, en muchas ocasiones, de su cercanía a nosotros.

Dentro del maniqueísmo habitual de nuestro mundo, de nuestras reducciones de los grandes problemas a temas de "buenos y malos", Israel suele presentársenos como un ente monolítico, las más de las veces malvado, y simplemente empeñado en la destrucción de los pobres y desamparados palestinos.

La realidad, cuando nos tomamos la molestia de acercarnos a ella, es la de un país que acepta en su seno a personas de todo el mundo (incluido más de un millón de árabes que son ciudadanos israelíes de pleno derecho); que tiene entre sus habitantes desde grupos extremadamente religiosos a personas que no creen o que, creyendo, viven la religión de una forma un tanto lejana; un país en el que los jóvenes viven la noche como en cualquier ciudad europea y luego (o al mismo tiempo, claro) pasan tres años en el ejército; un país en el que los gays pueden vivir de forma completamente abierta como no pueden hacerlo en miles de kilómetros a la redonda; un país en el que se palpa la alegría de la vida; un país en el que hay personas y partidos de izquierda, derecha, extrema izquierda, extrema derecha y centro y todos votan en libertad.

Todo eso, a pesar de que lleva 60 años luchando por sobrevivir, amenazado por el totalitarismo, librando guerra tras guerra y azotado por el terrorismo de una forma que ni siquiera los españoles llegamos a entender. Es decir, a la brutalidad Israel ha respondido con libertad, con errores también pues nadie es perfecto, pero en este tiempo que media desde su nacimiento, ha construido la sociedad más libre de su entorno (y con una diferencia estratosférica) y también, que casualidad, la más rica y en la que mejor se vive.

De no ser fruto del esfuerzo de sus creadores y sus ciudadanos podríamos decir que Israel es un regalo, mejor, digámoslo: Israel es, en efecto, un maravilloso presente, pero no de Yavé o Jehová, ni un castigo de Alá, es un regalo que los israelíes y los judíos de allí y de todo el mundo nos están haciendo a todos y, aunque no queramos darnos cuenta, nos están haciendo especialmente a los españoles, pues la existencia de Israel es la única razón por la que nosotros no somos la primera línea de batalla del fanatismo islamita. Y, por cierto, ya sería hora de agradecérselo y ayudarles en el combate que están luchando que, como digo, es el nuestro.

Así que felicidades, felicidades para todos porque hay un país que se llama Israel y que no es perfecto, pero es una extraña perla en Oriente Medio.

Y, por supuesto, feliz cumpleaños, Israel.

La bandera de Israel ondeando en lo alto de Masada, julio del 2007

1 comentario:

Anónimo dijo...

Susto me has dao con el titular, jejejeje.

Con lo que cuentas también tengo ganas de conocer Israel.