17 marzo, 2009

Los libreros sí se ocupan del libro electrónico

Al menos esa conclusión se puede sacar si se leen las informaciones que han aparecido en varios medios sobre el XXI Congreso Nacional de Libreros que se ha celebrado el pasado fin de semana en Ceuta y en el que uno de los ponentes era José Antonio Millán, el responsable de uno de los mejores espacios sobre el tema de la blogocosa española.

Yo, que como ustedes ya saben estoy bastante convencido de que en un futuro relativamente cercano leeremos más en formato electrónico que en papel, no creo que eso deba suponer el final de las librerías tal y como las conocemos ahora (esos lugares tan fantásticos y placenteros, tranquilos, en los que podemos ojear todos esos libros que no podemos comprar) pero sí que es cierto que si no quieren que internet les pase por encima van a tener que hacer algo YA.

Algunos lo han entendido así, como la mayor librería del mundo, Barnes & Noble (que tiene en Nueva York alguna de las más fantásticas, placenteras y gozosas tiendas en las que he estado nunca) que se ha hecho con una editorial de libros digitales y sus sites en internet. Una muestra clara de por donde puede evolucionar el mercado, al menos a juicio de uno de sus líderes.

Por otra parte pero en el mismo encuentro, me llama la atención que se afirme que en España hay unos 3.000 lectores de libros electrónicos, una cifra que me parece algo baja, sobre todo si tenemos en cuenta las cifras de venta de su propio reproductor que ha comentado en alguna ocasión Juan González de la Cámara, fundador y director general de Grammata, que habla de unos 1.500 dispositivos vendidos en el 2007 y unas previsiones de 3.500 en 2008 (en declaraciones hechas en noviembre).

Tan sólo con que esas cifras sean más o menos ciertas (y no tenemos razones para pensar que no lo son) y contando a los que hemos adquirido nuestro lector a través de otras tiendas en internet o en el extranjero (que mi impresión es que será un porcentaje importante si no mayoritario)... no creo muy aventurado pensar en una cifra total que, al menos, doble los 3.000. Y por supuesto, en crecimiento.

¿Una amenaza? Puede, pero también un mercado de lectores intensivos a la búsqueda de cosas que leer... y nadie mejor que un librero para vendérselas, si sabe hacerlo.

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