Tras las elecciones en Galicia y el País Vasco el PP entró en el lógico "subidón" moral de aquel que se ha visto muy cerca de pegársela y se salva en el último segundo y por los pelos (muy por los pelos, al final en Galicia la cosa ha ido por un único diputado).
Ya con la cosa un poco más lejos (que hoy en día tres semanas son un mundo en política) me da la sensación de que los populares intentan mantener la euforia pero de una forma un tanto artificial, como los que con las primeras luces del día siguen intentando prolongar el cénit de una fiesta que ya está decayendo para todos los demás y se empeñan en invitarte a copas para que no te entre el bajón... que ya te ha entrado.
En ese sentido, a pesar de que han tenido mucho eco entre mis colegas de profesión, las palabras de Rajoy en la sesión de control de esta semana augurando el final del gobierno en menos de seis meses me parecen francamente mejorables desde el punto de vista de la futurología, y más la expresión de un deseo que la constatación de algo que está muy lejos de suceder.
Es cierto que Zapatero se encuentra sin duda en su momento más difícil desde que llegó al poder, que cada vez le va a ser más complicado lograr apoyos parlamentarios y que la crisis económica todavía no ha tocado fondo (ni mucho menos) e irá arrinconándole cada vez más frente a una opinión pública que está viendo como la prosperidad en la que creía vivir se derrumba a su alrededor.
Pero no lo es menos que el PSOE sigue siendo el partido con más diputados, que quizá el cariño verdadero no se compre ni se venda con dinero pero el apoyo en el Congreso sí, que para este gobierno suele ser más importante el apartado propagandístico y mediático que el parlamentario y que, al cabo, para las cuatro cosas que de verdad les interesen (tipo la nueva Ley del Aborto) encontrarán los votos.
Y no olvidemos que en ese campo de los medios ya hemos visto como, pese a las continúas genuflexiones, desde la mayor parte de las televisiones, unos cuantos periódicos y alguna radio importante se sigue tirando con bala, más o menos como si el PP no se hubiese centrado o como si diese igual el grado de "centración" (y el de postración) de Rajoy y su grey.
Así que, al menos hasta la tramitación presupuestaria, no es previsible que nos veamos ante grandes terremotos parlamentarios... a menos que el PP arrase en las elecciones europeas.
¿Lo hara? Lo veo difícil: los populares siguen sin tener un verdadero discurso alternativa frente a la crisis (hay propuestas, pero ni son nada del otro jueves ni saben transmitirlas) y, encima, se empeñan en repetir errores de los que te previenen en el primer curso de política y contra los que los populares se estrellan una y otra vez.
Además, el PP tiene que superar varios hándicaps que, unidos, pueden ser casi insalvables: para empezar que parte de su electorado está bastante cabreado y cuenta con una alternativa cada vez menos minoritaria y que puede ser el momento idóneo para votar sin miedo a entregar el poder a los otros "que todavía son peores" (UPyD); para seguir la tradicional torpeza del partido en las campañas electorales; y por último enfrentarse a un candidato que probablemente representa lo menos malo y lo más amable del PSOE.
Teniendo en cuenta que las encuestas hasta ahora no han aventurado un vuelco electoral sino un languidecimiento paralelo de los dos grandes partidos, me parece que será complicado que el PP consiga esa victoria y, sobre todo, que lo haga por el margen que necesitaría para poner sobre el gobierno la suficiente presión.
Por si esto fuera poco, ahí tenemos algunos casos cuyo final puede deparar sorpresas (y no me refiero ni a trajes ni a espías) y a un partido que, por mucho que Feijóo y Basagoiti lo maquillen ahora, sigue sin estar de verdad unido.
En resumen, que seis meses, sí, pero... ¿A quién?
19 marzo, 2009
¿Sólo seis meses más de gobierno Zapatero?
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