07 abril, 2009

Cambios en el Gobierno: contra crisis, secta

Finalmente llegó la tan esperada crisis de Gobierno y he de decir que me ha sorprendido. De acuerdo, yo tampoco espero gran cosa de Zapatero, pero tanto algunos nombres en particular como el tufillo del conjunto en general me hacen pensar que este flamante gobierno será, como mínimo, igual de malo que el anterior y, en algunos aspectos, probablemente peor.

Lo sustancial del cambio era público desde hace unos días y los pronósticos se han confirmado: Elena Salgado asumirá la vicepresidencia económica que deja, por fin, Pedro Solbes; Manolo Chaves deja la Andalucía que ha arrasado para asumir una incomprensible vicepresidencia de “cooperación territorial”; y José Blanco sustituye a la inefable Magdalena Álvarez en Fomento, se ve que las obras públicas y el lenguaje hablado están condenados a pelearse por los siglos de los siglos.

Además, ha habido un sorprendente pack de sorpresas: la incorporación del hemanísimo Gabilondo en sustitución de la videoaficionada Cabrera; la aparición deslumbrante de Ángeles González Sinde en Cultura cambiando a un Molina que ha pasado por el cargo y lo ha dejado nuevecito de lo poco que ha lucido; y la de Trinidad Jiménez que irá a Sanidad desde un puesto en Exteriores, en otra muestra de la impecable lógica zapateril.

En conjunto lo que vemos es que se refuerza el carácter sectario de un Gobierno en el que no es que queden pocos expertos, sino que prácticamente no hay ninguno. Además, en un momento en el que un presidente responsable debería buscar personas cuyo perfil facilitase los grandes acuerdos con la oposición, en lugar de eso se ha buscado a personajes de lo más extremo del PSOE o sus alrededores.

Empezando por el rector que apoyaba el “cordón sanitario”, acabando por la presidenta de los titiriteros y pasando por la ministra que ha redactado leyes enfrentándose frontalmente con los sectores afectados (tabaco, hostelería, vino…), o por el presidente autonómico con una gestión más larga y desastrosa de la historia, hecha siempre no a favor de los ciudadanos sino en contra de la oposición.

¿Quieren más? Pues ahí tienen a Blanco, el fino orador que lleva años atizando al PP un día sí y el otro también y que es conocido por su suavidad y la forma en que favorece los consensos. Una joyita.

A estas horas elmundo.es titula que se trata del Gobierno “con más peso político” de Zapatero, quizá sea cierto, pero en mi opinión es un peso que, como les digo, escora todo el Ejecutivo a la izquierda y, sobre todo, estamos en un momento en el que lo que parecía necesario no era pesos pesados de la política cuya capacidad de gestión es desconocida o muy cuestionable, sino profesionales que sepa lo que se trae entre manos y que pueda aportar soluciones a la que es, probablemente, la peor crisis económica de los últimos 50 años.

Según Zapatero y sus acólitos es un Gobierno para luchar contra la crisis económica, pero a mí me parece que es un Ejecutivo para luchar contra los efectos de la crisis… en el Gobierno. Y a España y a los españoles que nos vayan dando.

Eso sí, por fin habrá en el Consejo de Ministros alguien capaz de tener media idea y es posible que incluso de expresarla en voz alta, está claro que el propio Presidente se ha dado cuenta de que no se puede dejar sólo con cabezas tan brillantes como la de Chacón, Corbacho o Bibiana.

En definitiva, que si Salgado y Chaves son los que tienen que solucionar esto agárrense que vienen curvas. Eso sí, entre el “peso político”, la propia habilidad del PP y Luis Bárcenas igual vuelven a ganar las elecciones.

¿Conclusión? Que ya sabemos la receta de Zapatero contra la crisis: nada mejor que una buena ración de secta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Otra vuelta al bolchevismo funcional; pero con más paletos, si cabe. Entretanto al comisario Rubalcaba se le escapan los malos. Los asesinos de Montesquieu han triunfado una vez más. Pero no hay problema, seguro que Obama lo comprende...

gonzajda dijo...

Si parece, unos fichajes que dejan sustituyen a los " finos estilistas " por gente más " leñera ".