Me da que el Partido Popular se está equivocando de una forma importante en su estrategia de respuesta al último “garzonazo” de la operación Gürtel, también conocida como el “caso Cacería”.
Que a nadie le quepa la menor duda de que yo también estoy convencido de que no todo lo que mueve a Garzón es el amor por la justicia, pero más allá de las motivaciones del juez y de su muy dudoso comportamiento desde que el caso saltase a la luz, la verdad es que hay informaciones suficientes en los juzgados y en los periódicos como para que los ciudadanos puedan sospechar de que algunos comportamientos en el PP no han sido todo lo correctos que cabría esperar.
Frente a esto, parece que Rajoy ha decidido esconder la cabeza bajo tierra como un avestruz y esperar a que el asunto escampe en los medios y se acabe diluyendo en la nada desde el punto de vista judicial. Lo primero resulta altamente improbable, lo segundo, de ocurrir, tardará años.
Tampoco quiero decir con todo esto que los principales nombres que estamos oyendo sean culpables de nada, no es a eso a lo que me refiero, lo importante políticamente es qué ocurrirá mientras se demuestra, o no, su inocencia.
Porque de eso se trata, Rajoy se ha mostrado convencido de que no podrá demostrarse que son culpables (vaya una línea de defensa, por cierto) pero al votante habría que darle un poco más que la promesa futura de un resultado judicial: hay que darle explicaciones y, a ser posible, alguna que otra dimisión.
Tomemos como ejemplo el caso de Luis Bárcenas, que parece que acabará siendo el personaje más destacado de todo este embrollo: es cierto que todavía no ha sido ni imputado, pero a las revelaciones del auto garzonita (en las que entiendo que quedan cosas por demostrar) se unen las diversas informaciones periodísticas que hablan tanto de un patrimonio de primera como de un tren de vida digno de un futbolista del Madrid.
¿Qué explicaciones hemos tenido de una cosa o de la otra? Ninguna o muy pocas: dijo que su patrimonio inmobiliario se debía a que ya era rico antes (con otras palabras, claro) pero no nos habló de qué herencia había recibido o donde había hecho ese dinero antes de empezar a trabajar en el PP, hace ya varias décadas.
Así las cosas, y dada la poco entusiástica defensa que hacen de él Rajoy en particular y el PP en general… ¿habrá muchos ciudadanos a los que el olor a chamusquina no se les haya colado ya hasta el cerebro?
Sí, es cierto que en ocasiones similares a estas se han cometido injusticias con personajes que se ven atacados por sospechas parecidas, dimiten y al final se demuestra que son inocentes; pero ese es un argumento con muy poca fuerza cuando hablamos de un cargo interno del partido, que puede dejar de ser tesorero hoy y volverlo a ser mañana, dentro de un mes o en cuatro años cuando acabe todo.
Mientras tanto él podrá seguir viviendo de su sueldo de senador y de su “patrimonio preexistente” y el Partido Popular no se verá sometido a la presión diaria de ver como una persona en un puesto clave para sus finanzas está bajo sospecha para buena parte de la ciudadanía.
En este momento y desde el punto de vista político el tema no es si se podrá demostrar si son culpables, Sr. Rajoy, la clave a la que debería usted atender es qué hacemos mientras tanto.
PD.: Además, el líder del PP tiene bastante cerca un ejemplo del proceder más adecuado.
02 abril, 2009
¿Y que hacemos mientras no lo prueban, Don Mariano?
Posted by Unknown at 7:18 p. m. Menéame
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1 comentario:
La frase de Rajoy indica que son culpables, pero no va a haber forma de demostrarlo. ¿No es de la epoca del GAL aquello de "ni hay pruebas, ni las habra"?
Yo de momento en las elecciones europeas, intentare hacer algo mas provechoso con mi vida, como probar el crack.
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