Al final ganó Gómez, es decir, la casi nada se impuso a la nada absoluta. En mi modesta opinión este resultado no debe extrañarnos tanto: que un líder en su peor momento como Zapatero intente imponer una candidata tan mala como Trinidad Jiménez no podía acabar de otra forma.
Así empieza la columna que he publicado en LD con un análisis urgente sobre el resultado de las primarias socialistas a las que algunos mal intencionados han llamado "las secundarias".
Aunque hay quién defendía la teoría de que todo es una maquiavélica operación Zapateril para darle relumbrón a Tomás Gómez, yo creo que es toda una patada en los cataplines del presidente del Gobierno.
Por cierto, el ridículo de Trini, monumental.
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